viernes, 25 de marzo de 2022

02. LOS DIEZ MANDAMIENTOS (II).

2° MANDAMIENTO.

4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, 6 y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. (Éxodo 20). 

4. Imagen. Así como el primer mandamiento hace resaltar el hecho de que no hay sino un Dios, como protesta contra el culto a muchos dioses, el segundo pone énfasis en la naturaleza espiritual de Dios (Juan 4:24), al desaprobar la idolatría y el materialismo.

Este mandamiento no prohíbe necesariamente el uso de esculturas y pinturas en la religión. 

La habilidad artística y las imágenes empleadas en la construcción del santuario (Exo. 25:17-22), en el templo de Salomón (1 Rey. 6:23-26) y en la "serpiente de bronce" (Núm. 21:8, 9; 2 Rey. 18:4) prueban claramente que el segundo mandamiento no prohíbe el material religioso ilustrativo. 

Lo que por él se condena es la reverencia, la adoración o semiadoración que las multitudes de muchos países rinden a las imágenes y pinturas religiosas. La excusa de que los ídolos mismos no son adorados no disminuye la fuerza de esta prohibición.

Los ídolos no sólo no deben ser adorados; ni siquiera deben ser hechos, La necedad de la idolatría radica en que los ídolos son meramente el producto de la habilidad humana y, por lo tanto, inferiores al hombre y sometidos a él (Ose. 8:6).

El hombre puede rendir verdadero culto dirigiendo sus pensamientos únicamente a Alguien que es mayor que él mismo.

Ninguna semejanza. La triple división presentada aquí y en otro lugar (cielo, tierra y mar) abarca todo el universo físico, a base del cual los paganos idearon sus deidades y les dieron forma (Deut. 4:15-19; Rom. 1:22, 23).

5. No te inclinarás. Esto ataca la honra externa dada a las imágenes en el mundo antiguo. No se las consideraba como emblemas sino como reales y verdaderas encarnaciones de la deidad. Se creía que los dioses establecían su morada en esas imágenes. Los que las hacían no eran estimados; aun podían ser despreciados. Pero su artefacto idolátrico era adorado con reverencia y se le rendía culto.

Dios, fuerte, celoso. Dios rehúsa compartir su gloria con ídolos (Isa. 42:8; 48:11). Declina el culto y servicio de un corazón dividido (Exo. 34: 12-15; Deut. 4:23, 24; 6:14, 15; Jos. 24:15,19,20). 

Jesús mismo dijo: "Ninguno puede servir a dos señores" (Mat. 6:24).

Visito la maldad. Esta aparente amenaza a turbado a algunos que ven en ella la manifestación de un espíritu vengativo. Sin embargo, debiera hacerse una distinción entre los resultados naturales de una conducta pecaminosa y el castigo que se inflige debido a ella (PP 313). Dios no castiga a un individuo por los malos hechos de otro (Eze. 18:2-24). 

Cada hombre es responsable delante de Dios sólo por sus propios actos. Al mismo tiempo, Dios no altera las leyes de la herencia para proteger a una generación de los delitos de sus padres, pues esto no correspondería con el carácter divino y con la forma en que trata a los hombres. La justicia divina visita la " maldad" de una generación sobre la siguiente únicamente mediante esas leyes de la herencia que fueron ordenadas por el Creador en el principio (Gén. 1:21, 24, 25).

Nadie puede eludir del todo las consecuencias de la disipación, la enfermedad, el libertinaje, el mal proceder, la ignorancia y los malos hábitos transmitidos por las generaciones precedentes.

Los descendientes de idólatras degradados y los vástagos de hombres malos y viciosos generalmente comienzan la vida con las taras provocadas por pecados de orden físico y moral, y cosechan los frutos de las semillas sembradas por sus padres. 

La delincuencia juvenil comprueba la verdad del segundo mandamiento. El ambiente también tiene un notable efecto sobre cada generación joven. Pero puesto que Dios es bondadoso y justo, podemos confiar en que tratará equitativamente a cada persona teniendo muy en cuenta la influencia, sobre el carácter, de las taras congénitas, las predisposiciones heredadas y la influencia de los ambientes previos. Su justicia y su misericordia lo demandan (Sal. 87:6; Luc. 12:47,48; Juan 15:22; Hech. 17:30; 2 Cor. 8:12). Al mismo tiempo nuestra meta es la de ser victoriosos sobre cada tendencia al mal heredada y cultivada (véase PVGM 255, 264, 265, ed.  P.P.; DTG 625).

Dios "visita" o "prescribe" los resultados de la iniquidad, no para vengarse sino para enseñar a los pecadores que una conducta indebida 615 inevitablemente produce tristes resultados.

*LA IDOLATRÍA es la plataforma de toda tendencia degradantes en la vida humana. Es idolatría mi ego, el orgullo intelectual, la embriaguez, desobediencia, el robo, la avaricia…etc. Todo que sea frutos de la carne. Gal. 5:16-21.

Idolatría, no es solo la adoración de los ídolos, sino el servicio propio, el amor a la comodidad, a la complacencia de los apetitos y pasiones. HAP255

Idolatría, también es buscar el servicio propio, el amor a la comodidad, a la complacencia de los apetitos y pasiones. HAP 255

Aunque en forma diferente, la idolatría existe en el mundo cristiano de hoy tan ciertamente como existió entre el antiguo Israel en tiempos de Elías.  El Dios de muchos así llamados sabios, filósofos, poetas, políticos, periodistas -el Dios de los círculos selectos y a la moda, de muchos colegios y universidades y hasta de muchos centros de teología- no es mucho mejor que Baal, el dios-sol de los fenicios. CS 640, 641.

POR ESO DIOS ADVIERTE que castigará a más de 3 generaciones. Esta advertencia es real. ¿Pero si buscamos a Dios para servirle; esta maldición será quitada?

Reflexiona en la historia siguiente: Encontré a una joven que había leído esta parte de la biblia. Y me dijo: ¿yo también moriré igual como mi padre y mi abuelo? Decía así; porque su padre y abuelo habían padecido el mismo mal que acabó con sus vidas y que ahora ella temía tener.

¿Cuándo esto se cumple literalmente y cuando no?

Muchos casos que se dan en la biblia es un misterio. Por ejemplo: Mi madre, su padre… era adoradores de imágenes… y yo como su hijo y mis hermanos seguimos viviendo hasta ya ser adultos, ancianos mis hermanos mayores… en nosotros no se cumplió literalmente esta maldición. ¿Pero porque en otros sí?

Pero es cierto que si yo, empiezo a vivir alejado de Dios, en desobediencia se cumplirá estas maldiciones. Lo veo en mis sobrinos que vivieron esta desobediencia mis hermanos habiendo conocido de cerca la luz de Dios, igualmente algunos de estos sobrinos que profesaron la fe. Algunos de ellos están enfermos y otros privados de su libertad.

Dios es fiel y misericordioso, por eso nos previene, cuando nos dice: “Y hago misericordia a millares de generaciones...” (Vers. 6 NVI).

LA MALDICIÓN ES 4 POR MIL BENDICIONES QUE NOS OFRECE. ¡Por eso hoy escoge al ganador y sé un ganador! ¡Porque su bendición es mayor que su maldición! MHP

Los que me aborrecen. Es decir, aquellos que, aunque conocen a Dios, rehúsan servirle. Colocar nuestros afectos en dioses falsos de cualquier clase, colocar nuestra confianza en cualquier cosa que no sea el Señor, es "aborrecerlo". Los que lo hacen, inevitablemente provocan dificultades y sufrimientos no sólo sobre ellos mismos sino también sobre los que vienen en pos de ellos. Los padres que colocan a Dios en primer término, por así decirlo colocan también en primer término a sus hijos. El uso de la vigorosa palabra "aborrecen", típicamente oriental, sirve para expresar la más profunda desaprobación. Todo lo que un hombre necesita hacer para clasificarse entre los que "aborrecen" a Dios, es amarlo menos de lo que ama a otras personas o cosas (Luc. 14:26; Rom. 9:13).

6. Guardan mis mandamientos. El verdadero amor a Dios se muestra mediante la obediencia. Puesto que Dios mismo es amor y sus tratos con sus criaturas son motivados por el amor (1 Juan 4:7-21), Dios no desea que lo obedezcamos como una obligación sino porque elegimos hacerlo (Juan 14:15, 21; 15:10; 1 Juan 2:5; 5:3; 2 Juan 6).

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

"NO HARÁS PARA TI IMAGEN DE ESCULTURA, ni figura alguna de las cosas que hay arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni de las que hay en las aguas debajo de la tierra. No las adorarás ni rendirás culto."

Este Segundo Mandamiento, prohíbe adorar al verdadero Dios mediante imágenes o figuras. Muchas naciones paganas aseveraban que sus imágenes no eran más que figuras o símbolos mediante los cuales adoraban a la Deidad; pero Dios declaró que tal culto es un pecado. El tratar de representar al Eterno mediante objetos materiales degrada el concepto que el hombre tiene de Dios. La mente, apartada de la infinita perfección de Jehová, es atraída hacia la criatura más bien que hacia el Creador, y el hombre se degrada a sí mismo en la medida en que rebaja su concepto de Dios.

"Yo soy el Señor Dios tuyo, el fuerte, el celoso." La relación estrecha y sagrada de Dios con su pueblo se representa mediante el símbolo del matrimonio. Puesto que la idolatría es adulterio espiritual, el desagrado de Dios bien puede llamarse celos.

"QUE CASTIGO la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación, de aquellos, digo, que me aborrecen."

 Es inevitable que los hijos sufran las consecuencias de la maldad de sus padres, pero no son castigados por la culpa de sus padres, a no ser que participen de los pecados de éstos. Sin embargo, generalmente los hijos siguen los pasos de sus 314 padres. Por la herencia y por el ejemplo, los hijos llegan a ser participantes de los pecados de sus progenitores. Las malas inclinaciones, el apetito pervertido, la moralidad depravada, además de las enfermedades y la degeneración física, se transmiten como un legado de padres a hijos, hasta la tercera y cuarta generación. Esta terrible verdad debiera tener un poder solemne para impedir que los hombres sigan una conducta pecaminosa.

"Y QUE USO DE MISERICORDIA hasta millares de generaciones con los que me aman y guardan mis mandamientos." El segundo mandamiento, al prohibir la adoración de falsos dioses, demanda que se adore al Dios verdadero. Y a los que son fieles en servir al Señor se les promete misericordia, no sólo hasta la tercera y cuarta generación, que es el tiempo que su ira amenaza a los que le odian, sino hasta la milésima generación.

* "La Enemistad De Satanás Hacia La Ley". https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/pp-capitulo-29-la-enemistad-de-satanas.html

1CBA/EGW/MHP

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