viernes, 25 de marzo de 2022

02. LOS DIEZ MANDAMIENTOS (II).

2° MANDAMIENTO.

4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, 6 y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. (Éxodo 20). 

4. Imagen. Así como el primer mandamiento hace resaltar el hecho de que no hay sino un Dios, como protesta contra el culto a muchos dioses, el segundo pone énfasis en la naturaleza espiritual de Dios (Juan 4:24), al desaprobar la idolatría y el materialismo.

Este mandamiento no prohíbe necesariamente el uso de esculturas y pinturas en la religión. 

La habilidad artística y las imágenes empleadas en la construcción del santuario (Exo. 25:17-22), en el templo de Salomón (1 Rey. 6:23-26) y en la "serpiente de bronce" (Núm. 21:8, 9; 2 Rey. 18:4) prueban claramente que el segundo mandamiento no prohíbe el material religioso ilustrativo. 

Lo que por él se condena es la reverencia, la adoración o semiadoración que las multitudes de muchos países rinden a las imágenes y pinturas religiosas. La excusa de que los ídolos mismos no son adorados no disminuye la fuerza de esta prohibición.

Los ídolos no sólo no deben ser adorados; ni siquiera deben ser hechos, La necedad de la idolatría radica en que los ídolos son meramente el producto de la habilidad humana y, por lo tanto, inferiores al hombre y sometidos a él (Ose. 8:6).

El hombre puede rendir verdadero culto dirigiendo sus pensamientos únicamente a Alguien que es mayor que él mismo.

Ninguna semejanza. La triple división presentada aquí y en otro lugar (cielo, tierra y mar) abarca todo el universo físico, a base del cual los paganos idearon sus deidades y les dieron forma (Deut. 4:15-19; Rom. 1:22, 23).

5. No te inclinarás. Esto ataca la honra externa dada a las imágenes en el mundo antiguo. No se las consideraba como emblemas sino como reales y verdaderas encarnaciones de la deidad. Se creía que los dioses establecían su morada en esas imágenes. Los que las hacían no eran estimados; aun podían ser despreciados. Pero su artefacto idolátrico era adorado con reverencia y se le rendía culto.

Dios, fuerte, celoso. Dios rehúsa compartir su gloria con ídolos (Isa. 42:8; 48:11). Declina el culto y servicio de un corazón dividido (Exo. 34: 12-15; Deut. 4:23, 24; 6:14, 15; Jos. 24:15,19,20). 

Jesús mismo dijo: "Ninguno puede servir a dos señores" (Mat. 6:24).

Visito la maldad. Esta aparente amenaza a turbado a algunos que ven en ella la manifestación de un espíritu vengativo. Sin embargo, debiera hacerse una distinción entre los resultados naturales de una conducta pecaminosa y el castigo que se inflige debido a ella (PP 313). Dios no castiga a un individuo por los malos hechos de otro (Eze. 18:2-24). 

Cada hombre es responsable delante de Dios sólo por sus propios actos. Al mismo tiempo, Dios no altera las leyes de la herencia para proteger a una generación de los delitos de sus padres, pues esto no correspondería con el carácter divino y con la forma en que trata a los hombres. La justicia divina visita la " maldad" de una generación sobre la siguiente únicamente mediante esas leyes de la herencia que fueron ordenadas por el Creador en el principio (Gén. 1:21, 24, 25).

Nadie puede eludir del todo las consecuencias de la disipación, la enfermedad, el libertinaje, el mal proceder, la ignorancia y los malos hábitos transmitidos por las generaciones precedentes.

Los descendientes de idólatras degradados y los vástagos de hombres malos y viciosos generalmente comienzan la vida con las taras provocadas por pecados de orden físico y moral, y cosechan los frutos de las semillas sembradas por sus padres. 

La delincuencia juvenil comprueba la verdad del segundo mandamiento. El ambiente también tiene un notable efecto sobre cada generación joven. Pero puesto que Dios es bondadoso y justo, podemos confiar en que tratará equitativamente a cada persona teniendo muy en cuenta la influencia, sobre el carácter, de las taras congénitas, las predisposiciones heredadas y la influencia de los ambientes previos. Su justicia y su misericordia lo demandan (Sal. 87:6; Luc. 12:47,48; Juan 15:22; Hech. 17:30; 2 Cor. 8:12). Al mismo tiempo nuestra meta es la de ser victoriosos sobre cada tendencia al mal heredada y cultivada (véase PVGM 255, 264, 265, ed.  P.P.; DTG 625).

Dios "visita" o "prescribe" los resultados de la iniquidad, no para vengarse sino para enseñar a los pecadores que una conducta indebida 615 inevitablemente produce tristes resultados.

*LA IDOLATRÍA es la plataforma de toda tendencia degradantes en la vida humana. Es idolatría mi ego, el orgullo intelectual, la embriaguez, desobediencia, el robo, la avaricia…etc. Todo que sea frutos de la carne. Gal. 5:16-21.

Idolatría, no es solo la adoración de los ídolos, sino el servicio propio, el amor a la comodidad, a la complacencia de los apetitos y pasiones. HAP255

Idolatría, también es buscar el servicio propio, el amor a la comodidad, a la complacencia de los apetitos y pasiones. HAP 255

Aunque en forma diferente, la idolatría existe en el mundo cristiano de hoy tan ciertamente como existió entre el antiguo Israel en tiempos de Elías.  El Dios de muchos así llamados sabios, filósofos, poetas, políticos, periodistas -el Dios de los círculos selectos y a la moda, de muchos colegios y universidades y hasta de muchos centros de teología- no es mucho mejor que Baal, el dios-sol de los fenicios. CS 640, 641.

POR ESO DIOS ADVIERTE que castigará a más de 3 generaciones. Esta advertencia es real. ¿Pero si buscamos a Dios para servirle; esta maldición será quitada?

Reflexiona en la historia siguiente: Encontré a una joven que había leído esta parte de la biblia. Y me dijo: ¿yo también moriré igual como mi padre y mi abuelo? Decía así; porque su padre y abuelo habían padecido el mismo mal que acabó con sus vidas y que ahora ella temía tener.

¿Cuándo esto se cumple literalmente y cuando no?

Muchos casos que se dan en la biblia es un misterio. Por ejemplo: Mi madre, su padre… era adoradores de imágenes… y yo como su hijo y mis hermanos seguimos viviendo hasta ya ser adultos, ancianos mis hermanos mayores… en nosotros no se cumplió literalmente esta maldición. ¿Pero porque en otros sí?

Pero es cierto que si yo, empiezo a vivir alejado de Dios, en desobediencia se cumplirá estas maldiciones. Lo veo en mis sobrinos que vivieron esta desobediencia mis hermanos habiendo conocido de cerca la luz de Dios, igualmente algunos de estos sobrinos que profesaron la fe. Algunos de ellos están enfermos y otros privados de su libertad.

Dios es fiel y misericordioso, por eso nos previene, cuando nos dice: “Y hago misericordia a millares de generaciones...” (Vers. 6 NVI).

LA MALDICIÓN ES 4 POR MIL BENDICIONES QUE NOS OFRECE. ¡Por eso hoy escoge al ganador y sé un ganador! ¡Porque su bendición es mayor que su maldición! MHP

Los que me aborrecen. Es decir, aquellos que, aunque conocen a Dios, rehúsan servirle. Colocar nuestros afectos en dioses falsos de cualquier clase, colocar nuestra confianza en cualquier cosa que no sea el Señor, es "aborrecerlo". Los que lo hacen, inevitablemente provocan dificultades y sufrimientos no sólo sobre ellos mismos sino también sobre los que vienen en pos de ellos. Los padres que colocan a Dios en primer término, por así decirlo colocan también en primer término a sus hijos. El uso de la vigorosa palabra "aborrecen", típicamente oriental, sirve para expresar la más profunda desaprobación. Todo lo que un hombre necesita hacer para clasificarse entre los que "aborrecen" a Dios, es amarlo menos de lo que ama a otras personas o cosas (Luc. 14:26; Rom. 9:13).

6. Guardan mis mandamientos. El verdadero amor a Dios se muestra mediante la obediencia. Puesto que Dios mismo es amor y sus tratos con sus criaturas son motivados por el amor (1 Juan 4:7-21), Dios no desea que lo obedezcamos como una obligación sino porque elegimos hacerlo (Juan 14:15, 21; 15:10; 1 Juan 2:5; 5:3; 2 Juan 6).

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

"NO HARÁS PARA TI IMAGEN DE ESCULTURA, ni figura alguna de las cosas que hay arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni de las que hay en las aguas debajo de la tierra. No las adorarás ni rendirás culto."

Este Segundo Mandamiento, prohíbe adorar al verdadero Dios mediante imágenes o figuras. Muchas naciones paganas aseveraban que sus imágenes no eran más que figuras o símbolos mediante los cuales adoraban a la Deidad; pero Dios declaró que tal culto es un pecado. El tratar de representar al Eterno mediante objetos materiales degrada el concepto que el hombre tiene de Dios. La mente, apartada de la infinita perfección de Jehová, es atraída hacia la criatura más bien que hacia el Creador, y el hombre se degrada a sí mismo en la medida en que rebaja su concepto de Dios.

"Yo soy el Señor Dios tuyo, el fuerte, el celoso." La relación estrecha y sagrada de Dios con su pueblo se representa mediante el símbolo del matrimonio. Puesto que la idolatría es adulterio espiritual, el desagrado de Dios bien puede llamarse celos.

"QUE CASTIGO la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación, de aquellos, digo, que me aborrecen."

 Es inevitable que los hijos sufran las consecuencias de la maldad de sus padres, pero no son castigados por la culpa de sus padres, a no ser que participen de los pecados de éstos. Sin embargo, generalmente los hijos siguen los pasos de sus 314 padres. Por la herencia y por el ejemplo, los hijos llegan a ser participantes de los pecados de sus progenitores. Las malas inclinaciones, el apetito pervertido, la moralidad depravada, además de las enfermedades y la degeneración física, se transmiten como un legado de padres a hijos, hasta la tercera y cuarta generación. Esta terrible verdad debiera tener un poder solemne para impedir que los hombres sigan una conducta pecaminosa.

"Y QUE USO DE MISERICORDIA hasta millares de generaciones con los que me aman y guardan mis mandamientos." El segundo mandamiento, al prohibir la adoración de falsos dioses, demanda que se adore al Dios verdadero. Y a los que son fieles en servir al Señor se les promete misericordia, no sólo hasta la tercera y cuarta generación, que es el tiempo que su ira amenaza a los que le odian, sino hasta la milésima generación.

* "La Enemistad De Satanás Hacia La Ley". https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/pp-capitulo-29-la-enemistad-de-satanas.html

1CBA/EGW/MHP

01. LOS DIEZ MANDAMIENTOS (I).

1° MANDAMIENTO.

3 No tendrás dioses ajenos delante de mí. (Éxodo 20).

3. No tendrás. Aunque el pacto fue hecho con Israel como un todo (cap. 19:5), el uso de una forma singular del verbo muestra que Dios se dirigía a cada individuo de la nación y le requería obediencia a la ley.  

No era suficiente la obediencia colectiva. Para todos los tiempos, los Diez Mandamientos dirigen su exhortación a la conciencia de cada ser humano y gravitan sobre ella. (ver Eze. 18:19,20).

Delante de mí. Literalmente, "delante de mi faz". Esta forma idiomática hebrea con frecuencia significa "además de mí", "en adición a mí", o "en oposición a mí". Siendo el único Dios verdadero, el Señor requiere que sólo él sea adorado. Este concepto de un solo Dios era extraño a la creencia y práctica politeísta de otras naciones. Dios nos exhorta para que lo coloquemos delante de todo lo demás, que lo coloquemos primero en nuestros afectos y en nuestras vidas, en armonía con el requerimiento de nuestro Señor en el Sermón del Monte (Mat. 6:33).

La mera creencia no bastará, ni aun el reconocimiento de que él es el único Dios. Le debemos una lealtad de todo corazón y una consagración como a un Ser personal a quien tenemos el privilegio de conocer, amar y en quien confiar y con quien podemos tener una comunión bendita. 

Es peligroso depender de algo que no sea Dios, ya sea riqueza, conocimiento, posición o amigos. Es difícil luchar contra las 614 seducciones del mundo, y es muy fácil confiar en lo que es visible y temporal (Mat. 6:19-34; 1 Juan 2:15-17). 

No es difícil violar el espíritu de este primer mandamiento en nuestra era materialista, poniendo nuestra fe y confianza en alguna conveniencia o comodidad terrenal. Al hacerlo podemos olvidarnos de Aquel que creó las cosas de que disfrutamos (2 Cor. 4:18).

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

"NO TENDRÁS OTROS DIOSES DELANTE DE MÍ."

Jehová, el eterno, el que posee existencia propia, el no creado, el que es la fuente de todo y el que lo sustenta todo, es el único que tiene derecho a la veneración y adoración supremas. Se prohíbe al hombre dar a cualquier otro objeto el primer lugar en sus afectos o en su servicio. Cualquier cosa que nos atraiga y que tienda a disminuir nuestro amor a Dios o que impida que le rindamos el debido servicio es para nosotros un dios.

* "La Enemistad De Satanás Hacia La Ley". https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/pp-capitulo-29-la-enemistad-de-satanas.html

1CBA/EGW/MHP


jueves, 24 de marzo de 2022

LOS DIEZ MANDAMIENTOS (Introducción).

1 Y HABLO Dios todas estas palabras, diciendo: 2 Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre (Éxodo 20).

1. Habló Dios. El escenario ya se había alistado para la proclamación de la ley moral que, siempre, de allí en adelante, ha permanecido como la norma fundamental de conducta para incontables millones. Nadie negará que éste fue uno de los sucesos trascendentales y decisivos de la historia. Tampoco puede nadie negar la necesidad vital que tienen todos los hombres de un código tal de conducta debido a sus imperfecciones morales y espirituales y su tendencia a hacer lo que es malo.

El Decálogo descuella por encima de todas las otras leyes morales y espirituales. Abarca toda la conducta humana.

Es la única ley que puede controlar con eficacia la conciencia.

Es un manual condensado de la conducta humana que abarca todo lo que atañe al deber humano en todos los tiempos.

Nuestro Señor se refirió a los mandamientos como el camino por el cual se puede alcanzar la vida eterna (Mat. 19:16-19).

Son adecuados para toda forma de sociedad humana; son aplicables y están en vigencia mientras dure el mundo (Mat. 5:17, 18). Nunca pueden volverse anticuados pues son la expresión inmutable de la voluntad y del carácter de Dios. Con buena razón Dios los entregó a su pueblo tanto oralmente como por escrito (Exo. 31:18; Deut. 4:13).

Aunque fue dado al hombre por la autoridad divina, el Decálogo no es una creación arbitraria de la voluntad divina. Más bien es una expresión de la naturaleza divina.

 El hombre fue creado a la imagen de Dios (Gén. 1:27), fue hecho para ser santo como él es santo (1 Ped. 1:15, 16), y los Diez Mandamientos son la norma de santidad ordenada por el cielo (ver Rom. 7:7-25). La clave de la interpretación espiritual de la ley fue dada con toda claridad por nuestro Señor Jesucristo en el inmortal Sermón del Monte (léase Mat. caps. 5-7).

El Decálogo es la expresión no sólo de la santidad sino también del amor (Mat. 22:34-40; Juan 15:10; Rom. 13:8- 10; 1 Juan 2:4). Si carece de amor cualquier servicio que prestemos a Dios o al hombre, no se cumple la ley.

Es el amor quien nos protege de violar los Diez Mandamientos pues, ¿cómo podríamos adorar otros dioses, tomar el nombre de Dios en vano y descuidar la observancia del día de reposo, si verdaderamente amamos al Señor? ¿Cómo podemos robar lo que pertenece a nuestro prójimo, testificar contra él o codiciar sus posesiones, si lo amamos?

El amor es la raíz de la fidelidad para con Dios y de la honra y el respeto por los derechos de nuestros prójimos. Este siempre debiera ser el gran motivo que nos mueva a la obediencia Juan 14:15; 15:10; 2 Cor. 5:14; Gál. 5:6).

Cuando un hombre viene primero a Cristo, con pleno conocimiento se abstendrá de todo el mal al cual ha estado acostumbrado.

EN SU ORIGEN, con el propósito de ayudar a los pecadores a distinguir entre el bien y el mal, el Decálogo fue dado principalmente en forma negativa.

La repetición de la palabra "No" demuestra que hay fuertes tendencias en el corazón que deben ser suprimidas (Jer. 17:9; Rom. 7:17-23; 1 Tim. 1:9,10). Pero esta forma negativa abarca un amplio y satisfactorio campo de acción moral que se abre ante el hombre, y permite toda la amplitud de desarrollo del carácter que es posible. El hombre sólo está restringido por las pocas prohibiciones mencionadas.

El Decálogo certifica de la verdad de la libertad cristiana (Sant. 2:12; 2 Cor. 3:17). Aunque la letra de la ley, debido a sus pocas palabras, pueda parecer estrecha en sus alcances, su espíritu es "amplio sobremanera" (Sal. 119:96).

El hecho de que los Diez Mandamientos fueran escritos en dos tablas de piedra, hace resaltar su aplicación a dos clases de obligaciones morales: deberes para con Dios y deberes para con el hombre (Mat. 22:34-40).

Nuestras obligaciones para con Dios están forzosamente ligadas con nuestras obligaciones para con el hombre, pues el descuido de los deberes tocantes a nuestro prójimo rápidamente será seguido por el descuido de nuestros deberes para con Dios.

La Biblia no ignora la distinción entre la religión (deberes directamente relacionados con Dios) y la moral (deberes que surgen de las relaciones terrenales), sino que une ambas en un concepto más profundo: que todo lo que uno hace es hecho, por así decirlo, para Dios, cuya autoridad es suprema en ambas esferas (ver Miq. 6:8; Mat. 25:34-45; Sant. 1:27; 1 Juan 4:20).

SIENDO PALABRAS DE DIOS, los Diez Mandamientos deben distinguirse de las "leyes" (cap. 21:1) basadas en ellos, e incluidas con ellos, en el "libro del pacto" para constituir la ley estatuida de Israel (ver cap. 24:3).

LAS DOS TABLAS que comprenden el Decálogo -con exclusión de las otras partes de la ley - son llamadas de diversas formas: "el testimonio" (cap. 25:16), "su pacto" (Deut. 4:13), "las palabras del pacto" (Exo. 34:28), las "tablas del testimonio" (Exo. 31:18; 32:15) y "las 613 tablas del pacto" (Deut. 9:9-11).

 Esas tablas de piedra, y sólo ellas, fueron colocadas dentro del arca del pacto (Exo. 25:21; 1 Rey. 8:9).

Fueron así consideradas, en un sentido especial, como el vínculo del pacto. La colocación de las tablas debajo del propiciatorio permite comprender la naturaleza del pacto que Dios hizo con Israel. 

Muestra que la ley es la base, el fundamento del pacto, el documento obligatorio, el título de la deuda. Sin embargo, sobre la ley está el propiciatorio, salpicado con la sangre de la propiciación, un testimonio reconfortante de que hay perdón en Dios para los que quebrantan los mandamientos.

EL ANTIGUO TESTAMENTO uniformemente hace una clara distinción entre la ley moral y la ley ceremonial (2 Rey. 21:8; Dan. 9:11).

2. Yo soy Jehová. "Yahvéh" (BJ), un nombre propio derivado del verbo "ser", "llegar a ser" (ver com. Exo. 3:14, 15). 

 Significa "el Existente", "el Viviente", "el Eterno". Por lo tanto, cuando Jesús dijo a los judíos de sus días: "Antes que Abrahán fuese, yo soy" (Juan 8:58), ellos comprendieron que pretendía ser el "Jehová" del AT. Esto explica su hostilidad y sus tentativas para matarlo (Juan 8:59).

Jesucristo, la segunda persona de la Deidad, fue el "Dios" de los israelitas a través de toda su historia (Exo. 32:34; Juan 1:1-3, 14; 6:46,62; 17:5; 1 Cor. 10:4; Col. 1:13-18; Heb. 1:1-3; Apoc. 1:17, 18; PP381). 

Fue él quien les dio el Decálogo; fue él quien se declaró a sí mismo "Señor del sábado" (Mar. 2:28, BJ). 

El Gr. ho zon, "el que vive" (Apoc. 1:18, BJ), es equivalente del Heb. Eyeh 'asher 'ehyeh, el "Yo soy el que soy" de Exo. 3:14.

Casa de servidumbre. Dios proclamó su santa ley en medio de truenos y relámpagos, cuyo retumbar parece encontrar eco en las formas verbales imperativas de los mandamientos. Los terrores del Sinaí tuvieron el propósito de colocar vívidamente delante del pueblo la pavorosa solemnidad del último gran día del juicio (PP 352).

Los exigentes preceptos del Decálogo hacen resaltar la justicia de su Autor y el rigor de sus requerimientos. Pero la ley era también un recordativo de la gracia divina, pues el mismo Dios que proclamó la ley es Aquel que sacó a su pueblo de Egipto y lo libró del yugo de servidumbre. Es Aquel que dio las preciosas promesas a Abrahán, Isaac y Jacob.

Puesto que las Escrituras hacen de Egipto un símbolo de pecaminosidad (Apoc. 11:8), la liberación de Israel de la esclavitud egipcia bien puede compararse con la liberación de todo el pueblo de Dios del poder del pecado. El Señor libró a los suyos de la tierra de Faraón a fin de que pudiera darles su ley (Sal. 105:42-45). De la misma manera, mediante el Evangelio, Cristo nos libra del yugo del pecado (Juan 8:34-36; 2 Ped. 2:19) para que podamos guardar su ley, que en él se traduce en verdadera obediencia (Juan 15:10; Rom. 8:1-4).

REFLEXIONEN en esta verdad los que enseñan que el Evangelio de Cristo nos libra de los santos mandamientos del Decálogo. La liberación de Egipto había de proporcionar el motivo de obediencia a la ley de Dios. Nótese el orden aquí: primero el Señor salva a Israel; luego le da su ley para que la guarde. El mismo orden es cierto bajo el Evangelio. Cristo primero nos salva del pecado (Juan 1:29; 1 Cor. 15:3; Gál. 1:4); luego vive su ley dentro de nosotros (Gál. 2:20; Rom. 4:25; 8:1-3; 1 Ped. 2:24). 1CBA

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

Hay Una Obra Que Todos Deben Hacer a fin de que las sencillas verdades de la Palabra de Dios sean conocidas. Las palabras de las escrituras deberían imprimirse y publicarse tal 173 como aparecen en la Biblia. Sería muy conveniente si se publicaran tal como aparecen en la Biblia el capítulo 19 de Éxodo y la mayor parte del capítulo 20, y los versículos 12 a 18 del capítulo 3. Colocad estas verdades en libritos y folletos y dejad que la palabra de Dios hable a la gente. Cuando se predique un sermón de importancia especial acerca de la ley imprimidlo si tenéis los medios para hacerlo. Luego, cuando os enfrenten los defensores de las leyes dominicales, poned esos folletos en sus manos. Decidles que no tenéis nada que discutir acerca del asunto del domingo, porque tenéis un claro "Así dice Jehová" que respalda nuestra observancia del séptimo día. Ev 173

* DIOS SE PROPUSO hacer de la ocasión en que iba a pronunciar 311 su ley una escena de imponente grandeza, en consonancia con el exaltado carácter de esa ley. El pueblo debía comprender que todo lo relacionado con el servicio de Dios debe considerarse con gran reverencia.

EL SEÑOR DIJO A MOISÉS: "Ve al pueblo, y santifícalos hoy y mañana, y laven sus vestidos; y estén apercibidos para el día tercero, porque al tercer día Jehová descenderá, a ojos de todo el pueblo, sobre el monte de Sinaí."

Durante esos días, todos debían dedicar su tiempo a prepararse solemnemente para aparecer ante Dios. Sus personas y sus ropas debían estar libres de toda impureza. Y cuando Moisés les señalara sus pecados, ellos debían humillarse, ayunar y orar, para que sus corazones pudieran ser limpiados de iniquidad.

SE HICIERON LOS PREPARATIVOS CONFORME AL MANDATO; y obedeciendo otra orden posterior, Moisés mandó colocar una barrera alrededor del monte, para que ni las personas ni las bestias entraran al sagrado recinto. Quien se atreviera siquiera a tocarlo, moriría instantáneamente.

A la mañana del tercer día, cuando los ojos de todo el pueblo estaban vueltos hacia el monte, la cúspide se cubrió de una espesa nube que se fue tornando más negra y más densa, y descendió lista que toda la montaña quedó envuelta en tinieblas y en pavoroso misterio.

ENTONCES SE ESCUCHÓ UN SONIDO COMO DE TROMPETA, que llamaba al pueblo a encontrarse con Dios; y Moisés los condujo hasta el pie del monte. De la espesa obscuridad surgían vividos relámpagos, mientras el fragor de los truenos retumbaba en las alturas circundantes. "Y todo el monte de Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego: y el humo de él subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremeció en gran manera." "Y el parecer de la gloria de Jehová era como un fuego abrasador en la cumbre del monte," ante los ojos de la multitud allí congregada.

"Y el sonido de la bocina iba esforzándose en extremo." Tan terribles eran las señales de la presencia de Jehová que las huestes de Israel temblaron de 312 miedo, y cayeron sobre sus rostros ante el Señor. Aun Moisés exclamó: "Estoy asombrado y temblando" (Heb. 12:21.)

Entonces los truenos cesaron; ya no se oyó la trompeta; y la tierra quedó quieta. Hubo un plazo de solemne silencio y entonces se oyó la voz de Dios.

Rodeado, de un séquito de ángeles, el Señor, envuelto en espesa obscuridad, habló desde el monte y dio a conocer su ley.

MOISÉS, AL DESCRIBIR LA ESCENA, DICE: "Jehová vino de Sinaí, y de Seir les esclareció; resplandeció del monte de Parán, y vino con diez mil santos: a su diestra la ley de fuego para ellos. Aun amó los pueblos; todos sus santos en tu mano: ellos también se llegaron a tus pies: recibieron de tus dichos." (Deut. 33:2,3.)

JEHOVÁ SE REVELÓ, no sólo en su tremenda majestad como juez y legislador, sino también como compasivo guardián de su pueblo: "YO SOY JEHOVÁ TU DIOS, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de siervos." Aquel a quien ya conocían como su guía y libertador, quien los había sacado de Egipto, abriéndoles un camino en la mar, derrotando a Faraón y a sus huestes, quien había demostrado que estaba por sobre los dioses de Egipto, era el que ahora proclamaba su ley.

LA LEY NO SE PROCLAMÓ EN ESA OCASIÓN PARA BENEFICIO EXCLUSIVO DE LOS HEBREOS. Dios los honró haciéndolos guardianes y custodios de su ley; pero habían de tenerla como un santo legado para todo el mundo. Los preceptos del Decálogo se adaptan a toda la humanidad, y se dieron para la instrucción y el gobierno de todos. Son diez preceptos, breves, abarcantes, y autorizados, que incluyen los deberes del hombre hacia Dios y hacia sus semejantes; y todos se basan en el gran principio fundamental del amor.

"Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todas tus fuerzas, y de todo tu entendimiento; y a tu prójimo como a ti mismo." (Luc.10:27; véase también Deut. 6:4,5; Lev. 19:18.) En los diez mandamientos estos principios se expresan en detalle, y se presentan en forma aplicable a la condición y circunstancias del hombre. PP313

* La Biblia nos muestra a Dios como autor de ella; y sin embargo fue escrita por manos humanas, y la diversidad de estilo de sus diferentes libros muestra la individualidad de cada uno de sus escritores. Las verdades reveladas son todas inspiradas por Dios (2Timoteo 3:16); y con todo están expresadas en palabras humanas. Y es que el Ser supremo e 8 infinito iluminó con su Espíritu la inteligencia y el corazón de sus siervos. Les daba sueños y visiones y les mostraba símbolos y figuras; y aquellos a quienes la verdad fuera así revelada, revestían el pensamiento divino con palabras humanas.

Los diez mandamientos fueron enunciados por el mismo Dios y escritos con su propia mano. Su redacción es divina y no humana. Pero la Biblia, con sus verdades de origen divino expresadas en el idioma de los hombres, es una unión de lo divino y lo humano. Esta unión existía en la naturaleza de Cristo, quien era Hijo de Dios e Hijo del hombre. Se puede pues decir de la Biblia, lo que fue dicho de Cristo: "Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros." (San Juan 1:14). CS 8.

* "La Enemistad De Satanás Hacia La Ley". https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/pp-capitulo-29-la-enemistad-de-satanas.html

*En el lugar santísimo, en el santuario celestial, es donde se encuentra inviolablemente encerrada la ley divina -la ley promulgada por el mismo Dios entre los truenos del Sinaí y escrita con su propio dedo en las tablas de piedra.

La ley de Dios que se encuentra en el santuario celestial es 487 el gran original del que los preceptos grabados en las tablas de piedra y consignados por Moisés en el Pentateuco eran copia exacta.

Como la ley de Dios es una revelación de su voluntad, un trasunto de su carácter, debe permanecer para siempre "como testigo fiel en el cielo." Ni un mandamiento ha sido anulado; ni un punto ni una tilde han sido cambiados. Dice el salmista: "¡Hasta la eternidad, oh Jehová, tu palabra permanece en el cielo!" "Seguros son todos sus preceptos; establecidos para siempre jamás." (Salmos 119:89; 111:7,8, V.M). En el corazón mismo del Decálogo se encuentra el cuarto mandamiento, tal cual fue proclamado originalmente. CS/EGW/MHP


miércoles, 23 de marzo de 2022

13. EL ANTIGUO Y NUEVO PACTO ¿DIFERENTES?

Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Éxodo 19:5.

Mi pacto. El pacto que Dios hizo con Israel en el Sinaí generalmente es llamado "viejo" pacto (Heb. 8:13). Debido al fracaso del pueblo en apreciar plenamente el propósito de Dios, y por no haber entrado en el verdadero espíritu del pacto, el viejo pacto resaltó en contraste con el nuevo, o Evangelio, de la siguiente manera:

(1) Era más elemental (Gál. 4:1-5).

Pero fue la base en la cual el Nuevo Israel se constituiría” Apoc. 12:1; 21:12-14; Mat. 26:20-29.

(2) Estaba más estrechamente relacionado con ritos externos y ceremonias (Heb. 9:1).

“El nuevo, también tiene ritos externos y ceremonias o no? Como el bautismo, la cena…”

(3) Sus motivos consistían principalmente en castigos y recompensas, pues siendo "niños", éstos eran los únicos incentivos que los israelitas estaban preparados para comprender (Gál. 4:3; PP 387).

“El Nuevo Pacto también es igual. A diferencia que el castigo y recompensa está en el futuro. Apoc. 20-22”. En el antiguo pacto era inmediatamente. Exo. 31:14; Núm. 15:32-36.

(4) Sus bendiciones eran mayormente temporales.

“Eran temporales y espirituales” Gen. 12:3,7.

(5) Dependía de las realizaciones humanas y de buenas obras más bien que de la gracia divina y de un Salvador del pecado (ver com. Exo. 19:8).

“En el Nuevo, También es igual; pero difiere solo en teoría. Ya que por gracia somos salvos por medio de la fe. Fe que es un medio que tiene que dar el ser humano; por sus buenas obras. Efes. 2:8-10. Y Las buenas obras son los frutos del Espíritu Santo. Gal. 5:22-25.

Porque sin santidad nadie vera a Dios. y la santidad es la obediencia a la palabra de Dios. tanto en el antiguo y nuevo pacto. Núm. 15:40; Heb. 12:14.

LA BENDICIÓN notable del nuevo pacto es que por la fe en Cristo se imparte poder al creyente para cumplir "la justicia de la ley" (Rom. 8:1-4; cf. Hech. 13:37-39). 1CBA

*En los dos Pactos, la salvación fue por los Medios, que el Señor dispuso que así fuera. No hay nada de novedoso en el Nuevo y el antiguo. Siempre fue por la fe. por fe en el Mesías que vendría en el antiguo, y en el Nuevo, en el Mesías presente y hecho visible. (Juan 1:1-3; 9-14; Hechos 4:12.

El espíritu santo siempre estuvo presente en el antiguo pacto. Porque lo único que faltaba era la voluntad humana para unirse a ese poder para cumplir la voluntad de Dios. (Deut. 5:29; Isa. 48:16).

Porque la voluntad es el poder que gobierna la naturaleza humana, sometiendo todas las otras facultades a su dominio. La voluntad no es el gusto o la inclinación, sino el poder que decide, que obra en los hijos de los hombres para obedecer a Dios, o para desobedecerlo.4TS 157

Así sucede en el nuevo pacto. si no hay voluntad dispuesta nada puede lograr El Espíritu Santo.

Pero hay, y había obras de por medio en ambos pactos. Como dice Santiago para los del Nuevo pacto: “La fe sin obras es muerta”. Santiago 2.

Así que es un reto pensar coherentemente sobre este asunto. Amen. MHP.

 

III. EL TABACO (Más Mortal Que EL Alcohol)

  1. EFECTOS DEL USO DEL TABACO. EFECTOS EN EL CUERPO.  El Tabaco es un veneno lento e insidioso, y sus efectos son más difíciles de eli...