1° MANDAMIENTO.
3 No tendrás dioses ajenos
delante de mí. (Éxodo 20).
3. No tendrás. Aunque el pacto fue hecho con Israel como un todo (cap. 19:5), el uso de una forma singular del verbo muestra que Dios se dirigía a cada individuo de la nación y le requería obediencia a la ley.
No era suficiente la obediencia colectiva. Para todos los tiempos, los
Diez Mandamientos dirigen su exhortación a la conciencia de cada ser humano y
gravitan sobre ella. (ver Eze. 18:19,20).
Delante de mí. Literalmente, "delante de mi
faz". Esta forma idiomática hebrea con frecuencia significa "además
de mí", "en adición a mí", o "en oposición a mí".
Siendo el único Dios verdadero, el Señor requiere que sólo él sea adorado. Este
concepto de un solo Dios era extraño a la creencia y práctica politeísta de
otras naciones. Dios nos exhorta para que lo coloquemos delante de todo lo
demás, que lo coloquemos primero en nuestros afectos y en nuestras vidas, en
armonía con el requerimiento de nuestro Señor en el Sermón del Monte (Mat.
6:33).
La mera creencia no bastará, ni aun el reconocimiento de que él es el único Dios. Le debemos una lealtad de todo corazón y una consagración como a un Ser personal a quien tenemos el privilegio de conocer, amar y en quien confiar y con quien podemos tener una comunión bendita.
Es peligroso depender de algo que no sea Dios, ya sea riqueza, conocimiento, posición o amigos. Es difícil luchar contra las 614 seducciones del mundo, y es muy fácil confiar en lo que es visible y temporal (Mat. 6:19-34; 1 Juan 2:15-17).
No es difícil violar el espíritu de este primer
mandamiento en nuestra era materialista, poniendo nuestra fe y confianza en
alguna conveniencia o comodidad terrenal. Al hacerlo podemos olvidarnos de
Aquel que creó las cosas de que disfrutamos (2 Cor. 4:18).
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
"NO
TENDRÁS OTROS DIOSES DELANTE DE MÍ."
Jehová, el eterno, el que posee
existencia propia, el no creado, el que es la fuente de todo y el que lo
sustenta todo, es el único que tiene derecho a la veneración y adoración
supremas. Se prohíbe al hombre dar a cualquier otro objeto el primer lugar en sus
afectos o en su servicio. Cualquier cosa que nos atraiga y que tienda a
disminuir nuestro amor a Dios o que impida que le rindamos el debido servicio
es para nosotros un dios.
* "La Enemistad De Satanás
Hacia La Ley". https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/pp-capitulo-29-la-enemistad-de-satanas.html
1CBA/EGW/MHP
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