2° MANDAMIENTO.
4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, 6 y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. (Éxodo 20).
4. Imagen. Así como el primer mandamiento hace
resaltar el hecho de que no hay sino un Dios, como protesta contra el culto a
muchos dioses, el segundo pone énfasis en la naturaleza espiritual de Dios
(Juan 4:24), al desaprobar la idolatría y el materialismo.
Este mandamiento no prohíbe necesariamente el uso de esculturas y pinturas en la religión.
La habilidad artística y las imágenes empleadas en la construcción del santuario (Exo. 25:17-22), en el templo de Salomón (1 Rey. 6:23-26) y en la "serpiente de bronce" (Núm. 21:8, 9; 2 Rey. 18:4) prueban claramente que el segundo mandamiento no prohíbe el material religioso ilustrativo.
Lo que por él se condena es la reverencia, la
adoración o semiadoración que las multitudes de muchos países rinden a las
imágenes y pinturas religiosas. La excusa de que los ídolos mismos no son
adorados no disminuye la fuerza de esta prohibición.
Los ídolos no sólo
no deben ser adorados; ni siquiera deben ser hechos, La necedad de la
idolatría radica en que los ídolos son meramente el producto de la habilidad
humana y, por lo tanto, inferiores al hombre y
sometidos a él (Ose. 8:6).
El hombre puede
rendir verdadero culto dirigiendo sus pensamientos únicamente a Alguien que es
mayor que él mismo.
Ninguna semejanza. La triple división presentada
aquí y en otro lugar (cielo, tierra y mar) abarca todo el universo físico, a
base del cual los paganos idearon sus deidades y les dieron forma (Deut.
4:15-19; Rom. 1:22, 23).
5. No te inclinarás. Esto ataca la honra externa dada
a las imágenes en el mundo antiguo. No se las consideraba como emblemas sino
como reales y verdaderas encarnaciones de la deidad. Se creía que los dioses
establecían su morada en esas imágenes. Los que las hacían no eran estimados;
aun podían ser despreciados. Pero su artefacto idolátrico era adorado con
reverencia y se le rendía culto.
Dios, fuerte, celoso. Dios rehúsa compartir su gloria con ídolos (Isa. 42:8; 48:11). Declina el culto y servicio de un corazón dividido (Exo. 34: 12-15; Deut. 4:23, 24; 6:14, 15; Jos. 24:15,19,20).
Jesús
mismo dijo: "Ninguno puede servir a dos señores" (Mat. 6:24).
Visito la maldad. Esta aparente amenaza a turbado a algunos que ven en ella la manifestación de un espíritu vengativo. Sin embargo, debiera hacerse una distinción entre los resultados naturales de una conducta pecaminosa y el castigo que se inflige debido a ella (PP 313). Dios no castiga a un individuo por los malos hechos de otro (Eze. 18:2-24).
Cada hombre es
responsable delante de Dios sólo por sus propios actos. Al mismo tiempo, Dios
no altera las leyes de la herencia para proteger a una generación de los
delitos de sus padres, pues esto no correspondería con el carácter divino y con
la forma en que trata a los hombres. La justicia divina visita la "
maldad" de una generación sobre la siguiente únicamente mediante esas
leyes de la herencia que fueron ordenadas por el Creador en el principio (Gén.
1:21, 24, 25).
Nadie puede eludir del todo las
consecuencias de la disipación, la enfermedad, el libertinaje, el mal proceder,
la ignorancia y los malos hábitos transmitidos por las generaciones
precedentes.
Los descendientes de idólatras degradados y los vástagos de hombres malos y viciosos generalmente comienzan la vida con las taras provocadas por pecados de orden físico y moral, y cosechan los frutos de las semillas sembradas por sus padres.
La delincuencia juvenil
comprueba la verdad del segundo mandamiento. El ambiente también tiene un
notable efecto sobre cada generación joven. Pero puesto que Dios es bondadoso y
justo, podemos confiar en que tratará equitativamente a cada persona teniendo
muy en cuenta la influencia, sobre el carácter, de las taras congénitas, las
predisposiciones heredadas y la influencia de los ambientes previos. Su
justicia y su misericordia lo demandan (Sal. 87:6; Luc. 12:47,48; Juan 15:22;
Hech. 17:30; 2 Cor. 8:12). Al mismo tiempo nuestra meta es la de ser
victoriosos sobre cada tendencia al mal heredada y cultivada (véase PVGM 255,
264, 265, ed. P.P.; DTG 625).
Dios "visita" o "prescribe" los resultados de la iniquidad, no para vengarse sino para enseñar a los pecadores que una conducta indebida 615 inevitablemente produce tristes resultados.
*LA IDOLATRÍA es la plataforma de toda
tendencia degradantes en la vida humana. Es idolatría mi ego, el orgullo
intelectual, la embriaguez, desobediencia, el robo, la avaricia…etc. Todo que
sea frutos de la carne. Gal. 5:16-21.
Idolatría, no es
solo la adoración de los ídolos, sino el servicio propio, el amor a la
comodidad, a la complacencia de los apetitos y pasiones. HAP255
Idolatría, también
es buscar el servicio propio, el amor a la comodidad, a la complacencia de los
apetitos y pasiones. HAP 255
Aunque en forma diferente,
la idolatría existe en el mundo cristiano de hoy tan ciertamente como existió
entre el antiguo Israel en tiempos de Elías.
El Dios de muchos así llamados sabios, filósofos, poetas, políticos,
periodistas -el Dios de los círculos selectos y a la moda, de muchos colegios y
universidades y hasta de muchos centros de teología- no es mucho mejor que
Baal, el dios-sol de los fenicios. CS 640, 641.
POR ESO DIOS
ADVIERTE que castigará a más de 3 generaciones. Esta
advertencia es real. ¿Pero si buscamos a Dios para servirle; esta maldición
será quitada?
Reflexiona en la historia siguiente: Encontré a una
joven que había leído esta parte de la biblia. Y me dijo: ¿yo también moriré
igual como mi padre y mi abuelo? Decía así; porque su padre y abuelo habían padecido
el mismo mal que acabó con sus vidas y que ahora ella temía tener.
¿Cuándo esto se
cumple literalmente y cuando no?
Muchos casos que se
dan en la biblia es un misterio. Por ejemplo: Mi madre, su padre… era
adoradores de imágenes… y yo como su hijo y mis hermanos seguimos viviendo
hasta ya ser adultos, ancianos mis hermanos mayores… en nosotros no se cumplió
literalmente esta maldición. ¿Pero porque en otros sí?
Pero es cierto que
si yo, empiezo a vivir alejado de Dios, en desobediencia se cumplirá estas
maldiciones. Lo veo en mis sobrinos que vivieron esta desobediencia mis
hermanos habiendo conocido de cerca la luz de Dios, igualmente algunos de estos
sobrinos que profesaron la fe. Algunos de ellos están enfermos y otros privados
de su libertad.
Dios es fiel y
misericordioso, por eso nos previene, cuando nos dice: “Y hago misericordia a
millares de generaciones...” (Vers. 6 NVI).
LA MALDICIÓN ES 4 POR MIL BENDICIONES QUE NOS OFRECE. ¡Por eso hoy escoge al ganador y sé un ganador! ¡Porque su bendición es mayor que su maldición! MHP
Los que me aborrecen. Es decir, aquellos que, aunque
conocen a Dios, rehúsan servirle. Colocar nuestros afectos en dioses falsos de
cualquier clase, colocar nuestra confianza en cualquier cosa que no sea el
Señor, es "aborrecerlo". Los que lo hacen, inevitablemente provocan
dificultades y sufrimientos no sólo sobre ellos mismos sino también sobre los
que vienen en pos de ellos. Los padres que colocan a Dios en primer término,
por así decirlo colocan también en primer término a sus hijos. El uso de la
vigorosa palabra "aborrecen", típicamente oriental, sirve para
expresar la más profunda desaprobación. Todo lo que un hombre necesita hacer
para clasificarse entre los que "aborrecen" a Dios, es amarlo menos
de lo que ama a otras personas o cosas (Luc. 14:26; Rom. 9:13).
6. Guardan mis mandamientos. El verdadero amor a Dios se
muestra mediante la obediencia. Puesto que Dios mismo es amor y sus tratos con
sus criaturas son motivados por el amor (1 Juan 4:7-21), Dios no desea que lo
obedezcamos como una obligación sino porque elegimos hacerlo (Juan 14:15, 21;
15:10; 1 Juan 2:5; 5:3; 2 Juan 6).
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
"NO
HARÁS PARA TI IMAGEN DE ESCULTURA, ni figura alguna de las cosas que hay arriba
en el cielo, ni abajo en la tierra, ni de las que hay en las aguas debajo de la
tierra. No las adorarás ni rendirás culto."
Este Segundo
Mandamiento, prohíbe adorar al verdadero Dios mediante imágenes o figuras. Muchas
naciones paganas aseveraban que sus imágenes no eran más que figuras o símbolos
mediante los cuales adoraban a la Deidad; pero Dios declaró que tal culto es un
pecado. El tratar de representar al Eterno mediante objetos materiales degrada
el concepto que el hombre tiene de Dios. La mente, apartada de la infinita
perfección de Jehová, es atraída hacia la criatura más bien que hacia el
Creador, y el hombre se degrada a sí mismo en la medida en que rebaja su
concepto de Dios.
"Yo soy el Señor Dios tuyo,
el fuerte, el celoso." La relación estrecha y sagrada de Dios con su
pueblo se representa mediante el símbolo del matrimonio. Puesto que la
idolatría es adulterio espiritual, el desagrado de Dios bien puede llamarse
celos.
"QUE
CASTIGO la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta
generación, de aquellos, digo, que me aborrecen."
Es inevitable
que los hijos sufran las consecuencias de la maldad de sus padres, pero no son
castigados por la culpa de sus padres, a no ser que participen de los pecados
de éstos. Sin embargo, generalmente los hijos siguen los pasos de sus 314 padres. Por la herencia y por el
ejemplo, los hijos llegan a ser participantes de los pecados de sus
progenitores. Las malas inclinaciones, el apetito pervertido, la moralidad
depravada, además de las enfermedades y la degeneración física, se transmiten como
un legado de padres a hijos, hasta la tercera y cuarta generación. Esta
terrible verdad debiera tener un poder solemne para impedir que los hombres
sigan una conducta pecaminosa.
"Y
QUE USO DE MISERICORDIA hasta millares de generaciones con los que me aman y
guardan mis mandamientos." El segundo
mandamiento, al prohibir la adoración de falsos dioses, demanda que se adore al
Dios verdadero. Y a los que son fieles en servir al Señor se les promete
misericordia, no sólo hasta la tercera y cuarta generación, que es el tiempo
que su ira amenaza a los que le odian, sino hasta la milésima generación.
* "La Enemistad De Satanás
Hacia La Ley". https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/pp-capitulo-29-la-enemistad-de-satanas.html
1CBA/EGW/MHP