viernes, 22 de abril de 2022

14. EL VERDADERO AMOR NO SE PUEDE OCULTAR.

Así que, por sus frutos los conoceréis. Mat. 7:20.

LA LEY DE DIOS es el transunto de su carácter. Los que profesan guardarla, pero fracasan en mostrar que aman a Dios con el corazón, la mente y todas Sus fuerzas, y no se consagran sin reservas a su servicio, no guardan los primeros cuatro mandamientos que requieren amor supremo a Dios, ni los últimos seis que indican amor desinteresado de los unos a los otros, no son hijos obedientes. Por sus frutos los conoceréis.

El Verdadero Amor A Dios Siempre Se Manifestará. No Se Lo Puede Ocultar.

LOS Que Guardan Los Mandamientos De Dios En Verdad Revelarán El Mismo Amor Que Cristo Reveló Hacia Su Padre Y Hacia Sus Prójimos.

AQUEL en cuyo corazón mora Cristo lo revelará en el carácter, en su obra en favor de los que constituyen la familia de la fe y en beneficio de aquellos que necesitan ser atraídos al conocimiento de la verdad.

MOSTRARÁ SIEMPRE por medio de sus buenas obras el fruto de su fe, revelando a Cristo mediante obras de amor y actos de misericordia.

DEBE MOSTRAR que él cree que la Ley de Dios no es solamente para ser creída en una forma teórica, sino para ser llevada a la práctica en la vida como un principio viviente y vital. . .

EL CUMPLIMIENTO de la Ley de Dios es el fruto de su gracia en el corazón.

OBEDECIÉNDOLA diariamente recordamos que Dios es el dador de todo lo que tenemos en custodia.

EL Nos Provee De Todo Lo Que Tenemos.

Es Por Misericordia Y Amor

Que Tenemos Fuerzas Para Trabajar.

EL ABRE CAMINOS para que podamos obtener riqueza terrenal, No para que el yo sea exaltado, No para que el tesoro obtenido sea acumulado,

SINO para que el nombre de Dios pueda ser glorificado, 

PARA que los necesitados puedan ser ayudados,

PARA que la tesorería de Dios pueda ser provista con lo que Él requiere en dones y ofrendas, A FIN de que la obra de llevar la norma de la verdad a regiones más distantes no languidezca, SINO que pueda avanzar hacia adelante y hacia arriba.

SOBRE TODOS los que se han consagrado a Dios como colaboradores con El, descansa la responsabilidad de custodiar los intereses de su causa y de su obra.

DEBEN VIVIR LA VERDAD que pretenden creer.

DEBEN mantener constantemente a Cristo delante de sí como su modelo, y mediante sus buenas obras deben hacer que fluya la alabanza de los corazones hambrientos y sedientos del Pan de Vida.

NO SOLAMENTE deben ministrar la necesidad espiritual de aquellos a quienes están tratando de ganar para Cristo, SINO que deben suplir también sus necesidades temporales.

ESTA OBRA De Misericordia Y Amor se presenta constantemente, y cumpliéndola fielmente los siervos de Dios han de mostrar lo que la verdad ha hecho por ellos.

DEBEN ser fieles Mayordomos, no solamente de la verdad del Evangelio sino de todas las bendiciones que Dios les ha dado. No Solamente deben hablar palabras de simpatía, SINO que con sus obras deben mostrar la realidad de su bondad y amor. ATO/EGW124


domingo, 17 de abril de 2022

06. LOS DIEZ MANDAMIENTOS (VI).

6° MANDAMIENTO. 

No Matarás. (Éxodo 20:13)

 Cualquier comprensión correcta de nuestra relación con nuestro prójimo indica que debemos respetar y honrar su vida, pues toda vida es sagrada (Gén. 9:5, 6). Jesús magnificó (Isa. 42:21) este mandamiento al incluir, como parte de su violación, la ira Y el desprecio (Mat. 5:21, 22).  

Más tarde el apóstol Juan añadió a su violación el odio (1 Juan 3:14,15). 

Este mandamiento no sólo prohíbe la violencia física sino lo que es de consecuencias mucho mayores: el daño hecho al alma. Lo violamos cuando inducimos a otros al pecado por nuestro ejemplo y nuestra conducta y contribuimos así a la destrucción de sus almas. Los que corrompen al inocente y seducen al virtuoso "matan" en un sentido mucho peor que el asesino y el bandido, pues hacen algo más que matar el cuerpo (Mat. 10:28).

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

"NO MATARÁS." 

Todo acto de injusticia que contribuya a abreviar la vida. el espíritu de odio y de venganza, o el abrigar cualquier pasión que se traduzca en hechos perjudiciales para nuestros semejantes o que nos lleve siquiera a desearles mal, pues "cualquiera que aborrece a su hermano, es homicida" (1 Juan 3:15), todo descuido egoísta que nos haga olvidar a los menesterosos y dolientes, toda satisfacción del apetito, o privación innecesaria, o labor excesiva que tienda a perjudicar 317 la salud; todas estas cosas son, en mayor o menor grado, violaciones del sexto mandamiento. PP

* "La Enemistad De Satanás Hacia La Ley". https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/pp-capitulo-29-la-enemistad-de-satanas.html

1CBA/EGW/MHP


sábado, 9 de abril de 2022

05. LOS DIEZ MANDAMIENTOS (V).

5° MANDAMIENTO.

12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. (Éxodo 20).

Honra a tu padre. Habiendo abarcado con los cuatro primeros mandamientos nuestros deberes para con Dios, ahora entramos en la segunda tabla de la ley, que trata de nuestros deberes para con nuestros prójimos (Mat. 22:34-40). Puesto que antes de la edad cuando se tiene responsabilidad moral los padres son para sus hijos como los representantes de Dios (PP 316), es lógico y adecuado que nuestro primer deber que atañe al hombre se refiriera a ellos (Deut. 6:6,7; Efe. 6:1-3; Col. 3:20).

Otro propósito de este mandamiento es crear respeto por toda autoridad legítima. Un respeto tal comienza con el concepto que los niños tienen de sus padres. En la mente del niño esto se convierte en la base para el respeto y la obediencia que se deben a los que tienen una autoridad legítima sobre él para toda la vida, particularmente en la iglesia y en el estado. (Rom. 13:1-7; Heb. 13:17; 1 Ped. 2:13-18).

Está incluido en el espíritu de este mandamiento el pensamiento de que los que gobiernan en el hogar y fuera de él debieran conducirse de tal manera que sean siempre dignos del respeto y de la obediencia de quienes dependen de ellos (Efe. 6:4,9; Col.3:21; 4:1).

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

"HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE, para que vivas
largos años sobre la tierra que te ha de dar el Señor Dios tuyo."
 

Se debe a los padres mayor grado de amor y respeto que a ninguna otra persona. Dios mismo, que les impuso la responsabilidad de guiar las almas puestas bajo su cuidado, ordenó que durante los primeros años de la vida, los padres estén en lugar de Dios respecto a sus hijos. El que desecha la legítima autoridad de sus padres, desecha la autoridad de Dios.  

El Quinto Mandamiento no sólo requiere que los hijos sean respetuosos, sumisos y obedientes a sus padres, sino que también los amen y sean tiernos con ellos, que alivien sus cuidados. que escuden su reputación, y que les ayuden y consuelen en su vejez. 

También encarga sean considerados con los ministros y gobernantes, y con todos aquellos en quienes Dios ha delegado autoridad.

Este es, dice el apóstol, "el primer mandamiento con promesa" (Efes. 6:2.) Para Israel, que esperaba entrar pronto en Canaán, esto significaba la promesa de que los obedientes vivirían largos años en aquella buena tierra; pero tiene un significado más amplio, pues incluye a todo el Israel de Dios, y promete la vida eterna sobre la tierra, cuando ésta sea librada de la maldición del pecado. PP 316

* "La Enemistad De Satanás Hacia La Ley". https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/pp-capitulo-29-la-enemistad-de-satanas.html

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viernes, 1 de abril de 2022

04. LOS DIEZ MANDAMIENTOS (IV).

4° MANDAMIENTO.

8 Acuérdate del día de reposo* para santificarlo. 9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; 10 más el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. 11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo* y lo santificó. (Éxodo 20).

8. ACUÉRDATE. Esta palabra no hace más importante al cuarto mandamiento que a los otros nueve. Todos lo son igualmente. Quebrantar uno, es quebrantarlos todos (Sant. 2:8-11).

Pero el mandamiento del día de reposo nos recuerda que el séptimo día, el sábado, es el descanso señalado por Dios para el hombre, y que ese reposo se remonta hasta el mismo comienzo de la historia humana y es una parte inseparable de la semana de la creación (Gén. 2:1-3; PP 348).

CARECE POR COMPLETO de base el argumento de que el sábado fue dado al hombre por primera vez en el Sinaí. (Mar. 2:27; PP 66, 67, 263).

EN UN SENTIDO PERSONAL, el sábado se presenta como un recordativo de que en medio de los afanes apremiantes de la vida no debiéramos olvidar a Dios.

Entrar plenamente en el espíritu del sábado es hallar una valiosa ayuda para obedecer el resto del Decálogo.

La atención especial y la dedicación dadas, en este día de descanso, a Dios y a las cosas de valor eterno, proveen un caudal de poder para obtener la victoria sobre los males contra los cuales se nos advierte en los otros mandamientos.

EL SÁBADO ha sido bien comparado a un puente tendido a través de las agitadas aguas de la vida sobre el cual podemos pasar para llegar a la orilla opuesta, a un eslabón entre la tierra y el cielo, un símbolo del día eterno cuando los que sean leales a Dios se revestirán para siempre con el manto de la santidad y del gozo inmortales.

Debiéramos "recordar" también que el mero descanso del trabajo físico no constituye la observancia del sábado. Nunca fue la intención que el sábado fuera un día de ociosidad e 616 inactividad. La observancia del sábado no consiste tanto en abstenerse de ciertas formas de actividad como en participar deliberadamente en otras.

Dejamos la rutina semanal del trabajo sólo como un medio para dedicar el día a otros propósitos. El espíritu de la verdadera observancia del sábado nos inducirá a aprovechar sus horas sagradas procurando comprender más perfectamente el carácter y la voluntad de Dios, a apreciar más plenamente su amor y misericordia y a cooperar más eficazmente con él ayudando a nuestros prójimos en sus necesidades espirituales.

CUALQUIER cosa que contribuya a esos propósitos primordiales es apropiada para el espíritu y la finalidad del sábado.

CUALQUIER cosa que contribuya en primer lugar a la complacencia de los deseos personales de uno o a la prosecución de los intereses propios, es tan ajena a la verdadera observancia del sábado como un trabajo común.

Este principio se aplica tanto a los pensamientos y a las palabras como a las acciones.

El sábado nos remonta a un mundo perfecto en el remoto pasado (Gén. 1:31; 2:1-3), y nos advierte que hay un tiempo cuando el Creador, otra vez, hará "nuevas todas las cosas" (Apoc. 21:5).

También es un recordativo de que Dios está listo para restaurar, dentro de nuestros corazones y de nuestras vidas, su propia imagen tal como era en el principio (Gén. 1:26,27).

El que entra en el verdadero espíritu de la observancia del sábado se hace así idóneo para recibir el sello de Dios, que es el reconocimiento divino de que el carácter del Eterno está reflejado perfectamente en la vida del hombre (Eze. 20:20).

Una vez cada semana tenemos el feliz privilegio de olvidar todo lo que nos recuerde este mundo de pecado, y "acordarnos" de las cosas que nos acercan a Dios.

El sábado puede llegar a ser para nosotros un pequeño santuario en el desierto de este mundo, donde por un tiempo podemos estar libres de sus cuidados y podemos entrar, por así decirlo, en los gozos del cielo.

SI EL DESCANSO DEL SÁBADO fue deseable para los seres sin pecado del paraíso (Gén. 2:1-3), ¡cuánto más esencial lo es para los falibles mortales que se preparan para entrar de nuevo en esa bendita morada!

9. TRABAJARÁS. Esto es tanto un privilegio como una orden. El trabajo que se deba hacer tiene que realizarse en los seis primeros días de la semana, de modo que el sábado, el cual corresponde al séptimo día, pueda quedar libre para el culto y el servicio de Dios.

10. EL SÉPTIMO DÍA. Ningún trabajo secular innecesario ha de realizarse en ese día. El sábado debe emplearse en meditación religiosa, en el culto y servicio para Dios. Además, proporciona una oportunidad para el descanso físico. Esta característica del sábado es muy importante para el hombre en su estado pecaminoso, cuando debe ganarse el pan con el sudor de su rostro (Gén. 3:17-19).

Reposo para Jehová. En hebreo, "reposo" no lleva artículo definido, "el", pero esto no le quita exactitud al mandamiento del sábado.

EL PUNTO DE CONTROVERSIA entre los observadores del domingo y los del sábado no es si un cristiano debe descansar -no hacer "en él obra alguna"- un determinado día de la semana, sino qué día de la semana debe ser: el primero o el séptimo.

EL MANDAMIENTO CONTESTA INEQUÍVOCAMENTE: "el séptimo día". El mandamiento divide la semana en dos partes: (1) En "seis días. . . harás toda tu obra". (2) En "el séptimo día. . . no hagas. . . obra alguna".  Y ¿por qué esta prohibición de trabajar en "el séptimo día"? Porque es "reposo para Jehová".

La palabra reposo viene del Heb. shabbáth, que significa "descanso". De modo que el mandamiento prohíbe trabajar en "el séptimo día" porque es un día de descanso del Señor. Esto nos hace remontar al origen del sábado, cuando Dios "reposó el día séptimo" (Gén. 2:2).

Por lo tanto, es claro que el contraste no es entre "el" y "un", sino entre "trabajar" y "descansar". "Seis días", dice el mandamiento, son días de trabajo, pero "el séptimo día" es un día de descanso.

Que "el séptimo día" es el único día de descanso de Dios resulta evidente por las palabras con que comienza el mandamiento: "Acuérdate del día de reposo [sábado] para santificarlo".

Los ángeles anunciaron a los pastores: "Os ha nacido . . . un Salvador" (Luc. 2:11). No llegamos por ello [el uso del artículo "un"] a la conclusión de que Cristo fue tan sólo uno de muchos salvadores. Captamos el significado de las palabras de los ángeles cuando ponemos el énfasis en la palabra "Salvador". Cristo vino, no como un conquistador militar o un rey terrenal, sino como un Salvador. Otros numerosos pasajes tratan de esa salvación como única en su género y de que no podemos ser salvados por ningún otro. Así es también 617 con el asunto de "el" y "un" en el cuarto mandamiento.

No hagas en él obra alguna. Esto no prohíbe las obras de misericordia o el trabajo esencial para la preservación de la vida y la salud que no puede realizarse en otros días. 

Siempre "es lícito hacer bien en sábado" (Mat. 12:1-14, BJ; Mar. 2:23-28).

El descanso de que aquí se habla no ha de ser considerado meramente en términos de la cesación del trabajo ordinario, aunque por supuesto esto está incluido. Debe ser un descanso santo, en el cual haya comunión con Dios.

Ni tu bestia. El cuidado de Dios por los animales resalta repetidas veces en los escritores del AT (Exo. 23:5,12; Deut. 25:4). El los recordó en el arca (Gén.  8:1).  Estuvieron incluidos en su pacto que siguió al diluvio (Gén. 9:9-11). El sostiene que los animales son suyos (Sal. 50:10). La presencia de "muchos animales" fue una razón para que Nínive fuera preservada (Jon. 4:11).

Tu extranjero. Es decir un extranjero que, por propia voluntad, se unió con los israelitas. Una "grande multitud" salió de Egipto con Israel (Exo. 12:38) y lo acompañó en sus peregrinaciones por el desierto. Mientras eligieran permanecer con los israelitas, habían de conformarse con los requisitos que Dios estableció para su propio pueblo. 

En un sentido, esto restringía su libertad, pero estaban libres para irse si no deseaban obedecer. En compensación, por así decirlo, compartían las bendiciones que Dios prodigaba a Israel (Núm. 10:29; Zac. 8:22,23).

11. HIZO JEHOVÁ. Es significativo que Cristo mismo, como Creador (Juan 1:1-3), descansó en el primer sábado del mundo (DTG 714) y pronunció la ley en el Sinaí (PP 381).

Los que son creados de nuevo a la semejanza divina (Efe. 4:24) elegirán seguir su ejemplo en este y en otros asuntos (1 Ped. 2:21). 

El Creador no "reposó" debido a cansancio o fatiga (Isa. 40:28). Su "reposo" fue cesación de trabajo al terminar una tarea completada (Gén. 1:31 a 2:3). 

Al descansar nos dio un ejemplo (Mat. 3:15; cf.  Heb. 4:10). El sábado fue hecho para el hombre (Mat. 2:27), para satisfacer una necesidad que fue originalmente espiritual pero que, con la entrada del pecado, se convirtió también en física (Gén. 3:17-19). 

Una de las razones por las cuales los israelitas fueron libertados de Egipto fue para que pudieran observar el día de descanso señalado por Dios. Su opresión en Egipto había hecho dificilísima tal observancia. (ver Exo. 5:5-9; Deut. 5:12-15; PR 134).

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

"ACUÉRDATE DE SANTIFICAR EL DÍA DE SÁBADO. Los seis días trabajarás, y harás todas tus labores: más el día séptimo es sábado, o fiesta del Señor Dios tuyo. Ningún trabajo harás en él, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu criado, ni tu criada, ni tus bestias de carga, ni el extranjero que habita dentro 315 de tus puertas o poblaciones. Por cuanto el Señor en seis días hizo el cielo, y la tierra, y el mar, y todas las cosas que hay en ellos, y descansó en el día séptimo: por esto bendijo el Señor el día sábado, y le santificó."

AQUÍ NO SE PRESENTA EL SÁBADO como una institución nueva, sino como establecido en el tiempo de la creación del mundo. Hay que recordar y observar el sábado como monumento de la obra del Creador. Al señalar a Dios como el Hacedor de los cielos y de la tierra, el sábado distingue al verdadero Dios de todos los falsos dioses. Todos los que guardan el séptimo día demuestran al hacerlo que son adoradores de Jehová. Así el sábado será la señal de lealtad del hombre hacia Dios mientras haya en la tierra quien le sirva.

EL CUARTO MANDAMIENTO es, entre todos los diez, el único que contiene tanto el nombre como el título del Legislador.

ES EL ÚNICO que establece por autoridad de quién se dio la ley. Así, contiene el sello de Dios, puesto en su ley como prueba de su autenticidad y de su vigencia.

Dios ha dado a los hombres seis días en que trabajar, y requiere que su trabajo sea hecho durante esos seis días laborables. En el sábado pueden hacerse las obras absolutamente necesarias y las de misericordia. A los enfermos y dolientes hay que cuidarlos todos los días, pero se ha de evitar rigurosamente toda labor innecesaria. "Si retrajeras del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares delicias, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no haciendo tus caminos, ni buscando tu voluntad." (Isa. 58:13.) No acaba aquí la prohibición. "Ni hablando tus palabras," dice el profeta.

Los que durante el sábado hablan de negocios o hacen proyectos, son considerados por Dios como si realmente realizaran transacciones comerciales. Para santificar el sábado, no debiéramos siquiera permitir que nuestros pensamientos se detengan en cosas de carácter mundanal. Y el mandamiento incluye a todos los que están dentro de nuestras 316 puertas. Los habitantes de la casa deben dejar sus negocios terrenales durante las horas sagradas. Todos debieran estar unidos para honrar a Dios y servirle voluntariamente en su santo día.

* "La Enemistad De Satanás Hacia La Ley". https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/pp-capitulo-29-la-enemistad-de-satanas.html

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03. LOS DIEZ MANDAMIENTOS (III).

3° MANDAMIENTO.

7 No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. (Éxodo 20).

EN VANO. La palabra así traducida significa "iniquidad", "falsedad", "vanidad", "vacuidad". Inculcar reverencia es el principal propósito del tercer mandamiento (Sal. 111:9; Ecl. 5:1,2), que es una secuela apropiada de los dos que lo preceden. Los que sólo sirven al verdadero Dios, y le sirven en espíritu y en verdad, evitarán cualquier uso descuidado, irreverente o innecesario del nombre santo. No blasfemarán. La blasfemia, o cualquier lenguaje descuidado por el estilo, no sólo viola el espíritu de la religión, sino que indica también falta de educación y caballerosidad.

ESTE MANDAMIENTO no sólo se aplica a las palabras que debiéramos evitar sino al cuidado con que debiéramos usar las que son buenas (ver Mat. 12:34-37).

EL TERCER MANDAMIENTO también condena las ceremonias vacuas y el formalismo en el culto (ver 2 Tim. 3:5) y exalta el culto realizado en el verdadero espíritu de santidad (Juan 4:24). Muestra que no es suficiente la obediencia a la letra de la ley. Nadie reverenció nunca más estrictamente el nombre de Dios que los judíos, quienes hasta el día de hoy no lo pronuncian. Como resultado, nadie sabe cómo debiera pronunciarse. 

Pero en su sujeción extrema a la letra de la ley, los judíos rindieron a Dios un homenaje vacío. Ese falso celo no impidió la trágica equivocación cometida por la nación judía hace 2.000 años (Juan 1:11; Hech. 13:46).

EL TERCER MANDAMIENTO también prohíbe el juramento falso, o perjurio, que siempre ha sido considerado como una grave falta social y moral digna del más severo castigo. El uso descuidado del nombre de Dios denota una falta de reverencia para con él. Si nuestro pensamiento se enfoca en un plano espiritualmente elevado, nuestras palabras también serán elevadas y serán dictadas por lo que es honrado y sincero (Fil. 4:8).

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

"NO TOMARÁS EN VANO EL NOMBRE DEL SEÑOR TU DIOS: porque no dejará el Señor sin castigo al que tomare en vano el nombre del Señor Dios suyo."

Este mandamiento no sólo prohíbe el jurar en falso y las blasfemias tan comunes, sino también el uso del nombre de Dios de una manera frívola o descuidada, sin considerar su tremendo significado. Deshonramos a Dios cuando mencionamos su nombre en la conversación ordinaria, cuando apelamos a él por asuntos triviales, cuando repetimos su nombre con frecuencia y sin reflexión. "Santo y terrible es su nombre." (Sal. 111:19.) 

Todos debieran meditar en su majestad, su pureza, y su santidad, para que el corazón comprenda su exaltado carácter; y su santo nombre se pronuncie con respeto y solemnidad.

* "La Enemistad De Satanás Hacia La Ley". https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/pp-capitulo-29-la-enemistad-de-satanas.html

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