Sino Que Golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. (1Corintios 9:27).
La
Vida Cristiana Es Una Batalla Y Una Marcha. En esta guerra no hay descanso; el
esfuerzo debe ser continuo y perseverante. Por el esfuerzo incesante mantenemos
la victoria sobre las
tentaciones de Satanás.
Debe buscarse la
integridad cristiana con energía
irresistible y mantenerse con una fijeza de propósito
decidida.
Nadie será llevado
hacia arriba sin un esfuerzo severo y
perseverante de su parte. Todos deben entrar en esta guerra por sí mismos.
Individualmente
somos responsables por el contenido de la lucha; aunque
Noé, Job y Daniel vivieran en la tierra, ellos no podrían librar a hijo ni a hija por su justicia.
Hay una
ciencia del cristianismo que debe ser dominada, una ciencia
tanto más profunda, más amplia y más alta que cualquier ciencia humana, como los cielos son más altos que la tierra.
La mente ha de
ser disciplinada, educada, adiestrada; porque hemos de servir
a Dios de manera que no están en armonía con las
inclinaciones naturales.
Hay tendencias
hacia el mal heredadas y
cultivadas que deben ser
vencidas.
A
menudo la educación y el adiestramiento de una vida entera deben ser descartados para que uno pueda llegar a ser un
aprendiz en la escuela de Cristo.
Nuestros
corazones deben ser educados para llegar a estar
firmes en Dios. Hemos de formar
hábitos de pensamiento que nos capaciten
para resistir la tentación. Debemos aprender a mirar hacia arriba.
Hemos de
comprender los principios de la Palabra de Dios -principios que son tan altos como el cielo y que abarcan la eternidad- en lo que
afectan nuestra vida diaria. Cada acto, cada
palabra, cada pensamiento ha de estar en
armonía con estos principios.
Las Preciosas
Gracias Del Espíritu Santo No Se Desarrollan En Un Momento. El Valor, La Fortaleza, La Mansedumbre, La Fe, La
Confianza Invariable En El Poder de Dios para salvar se adquieren por la experiencia de los años. Por una vida de santo esfuerzo y
firme adhesión a lo que es recto los hijos de Dios sellarán su destino.
No
tenemos tiempo que perder. No sabemos cuán pronto terminará nuestro
tiempo de prueba. La eternidad está ante nosotros. La
cortina está por ser levantada.
Cristo está
pronto a venir. Los ángeles
de Dios están tratando de atraernos, alejándonos de nosotros mismos y de
las cosas terrenas. No
permitamos que trabajen en vano.
Cuando Jesús se levante
en el lugar Santísimo, deje sus ropas de mediador y se vista con el manto de venganza, saldrá la orden: "El
que es injusto, sea injusto todavía... y el que es
justo, practique la justicia todavía y el que es santo, santifíquese todavía. He aquí yo vengo presto, y mi galardón
conmigo…" (Apocalipsis 22:11,12). Testimonies,
t. 8, págs. 313-315. RJ304/EGW/MHP 305
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