jueves, 13 de agosto de 2020

01. EN LA MUERTE NO HAY TRABAJO, NI APRENDIZAJE. SE LLEGA A LA INCONSCIENCIA.

5 Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. 6 También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol. (Eclesiastés 9).

5. Los que viven saben. Pueden hacer planes y preparativos para la muerte, pues saben que deben enfrentarla. Los muertos nada saben. Ver Sal. 88: 10- 12; 115: 17. Paga. No es una referencia al pago eterno, ya sea la muerte para los impíos (Apoc. 20:11-15) o inmortalidad para los justos (Apoc. 21:1-4; cf. Mateo 16: 27; 1Corintios 15:51-54). Salomón aquí habla de disfrutar en esta vida de los beneficios del trabajo.

Su memoria. Es decir, el recuerdo de ellos en la mente de los que viven, no su facultad mental de la memoria. Esto se aclara con el significado de zéker, "recuerdo", "recordativo", y por su uso en el AT. Sin excepción: se refiere a "recuerdo" en cuanto a personas o sucesos, nunca a la facultad de la memoria   (Job 18: 17; Sal. 31: 12; 112: 6). En olvido. Vale decir, "perdida".

6. También su amor. El amor, el odio y la envidia son, por lo general, las emociones fuertes y dominantes durante la vida, pero, desaparecen con la muerte. Fenecieron ya. En hebreo esta forma verbal está en singular. De esa manera se llama la atención a cada pasión por separado. Parte. Cuando una persona vive, desempeña un papel y puede disfrutar de la recompensa de sus trabajos. Pero con la muerte terminan sus funciones. La misma verdad expresan Job (Job 14: 10- 14), el salmista (Sal. 30: 9) e Isaías (Isa. 38: 10). 3CBA/Ministerio Hno. Pio


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