DESDE el origen de la gran controversia en el cielo, el propósito de Satanás ha consistido en destruir la ley de Dios.
Para realizarlo
se rebeló contra el Creador y, aunque expulsado del cielo, continuó la misma
lucha en la tierra. Engañar a los hombres para inducirlos luego a transgredir
la ley de Dios, tal fue el objeto que persiguió sin cejar. Sea esto conseguido
haciendo a un lado toda la ley o descuidando uno de sus preceptos, el resultado
será finalmente el mismo. El que peca "en un solo punto" manifiesta
menosprecio por toda la ley; su influencia y su ejemplo están del lado de la
transgresión; y viene a ser "culpado de todos" los puntos de la ley.
(Santiago 2: 10.)
En su afán por desacreditar los
preceptos divinos, Satanás pervirtió las doctrinas de la Biblia, de suerte que
se incorporaron errores en la fe de millares de personas que profesan creer en
las Santas Escrituras.
EL ÚLTIMO GRAN CONFLICTO ENTRE LA VERDAD Y EL ERROR no es más que la última batalla de la controversia que se
viene desarrollando desde hace tanto tiempo con respecto a la ley de Dios.
En esta batalla estamos entrando
ahora; es la que se libra Entre Las Leyes De Los Hombres Y
Los Preceptos De Jehová, entre la religión de la Biblia y
la religión de las fábulas y de la tradición.
Los elementos que se coligarán en
esta lucha contra la verdad y la justicia, están ya obrando activamente. La
Palabra santa de Dios que nos ha sido transmitida a costa de tanto
padecimiento, de tanta sangre de los mártires, no es apreciada debidamente. La
Biblia está al alcance de todos, pero pocos son los que la aceptan
verdaderamente por guía de la vida. La incredulidad predomina de modo
alarmante, no sólo en el mundo sino también en la iglesia. Muchos han llegado
al 640 punto de negar doctrinas que son
el fundamento mismo de la fe cristiana.
Los grandes hechos
de la creación como los presentan los escritores inspirados, la caída del
hombre, la expiación y el carácter perpetuo de la ley de Dios son en realidad
rechazados entera o parcialmente por gran número de los que profesan ser
cristianos.
Miles de personas que se
envanecen de su sabiduría y de su espíritu independiente, consideran como una
debilidad el tener fe implícita en la Biblia; piensan que es prueba de talento
superior y científico argumentar con las Sagradas Escrituras y espiritualizar y
eliminar sus más importantes verdades. Muchos ministros enseñan a sus
congregaciones y muchos profesores y doctores dicen a sus
estudiantes que la ley de Dios ha sido cambiada o abrogada, y a los que
tienen los requerimientos de ella por válidos y dignos de ser obedecidos
literalmente, se los considera como merecedores tan sólo de burla o desprecio.
AL RECHAZAR LA VERDAD, LOS HOMBRES RECHAZAN AL
AUTOR DE ELLA.
Al pisotear la ley de Dios, se
niega la autoridad del Legislador. Es tan fácil hacer un ídolo de las falsas
doctrinas y teorías como tallar un ídolo de madera o piedra. Al representar
falsamente los atributos de Dios, Satanás induce a los hombres a que se formen
un falso concepto con respecto a él. Muchos han entronizado un ídolo filosófico
en lugar de Jehová, mientras que el Dios viviente, tal cual está revelado en su
Palabra, en Cristo y en las obras de la creación, no es adorado más que por un
número relativamente pequeño. Miles y miles deifican la naturaleza al paso que
niegan al Dios de ella. Aunque en forma diferente, la
idolatría existe en el mundo cristiano de hoy tan ciertamente como existió
entre el antiguo Israel en tiempos de Elías. El Dios de muchos así llamados
sabios, o filósofos, poetas, políticos, periodistas -el Dios de los círculos
selectos y a la moda, de muchos colegios y universidades y hasta de muchos
centros de teología- no es mucho mejor que Baal, el dios-sol de los fenicios.
Ninguno de los errores aceptados
por el mundo cristiano 641 ataca más atrevidamente la autoridad de Dios,
ninguno está en tan abierta oposición con las enseñanzas de la razón, ninguno
es de tan perniciosos resultados como la doctrina moderna que tanto cunde, de
que la ley de Dios ya no es más de carácter obligatorio para los hombres.
Toda nación tiene sus leyes que
exigen respeto y obediencia; ningún gobierno podría subsistir sin ellas; ¿y es
posible imaginarse que el Creador del cielo y de la tierra no tenga ley alguna
para gobernar los seres a los cuales creó?
Supongamos que los ministros más
eminentes se pusiesen a predicar que las leyes que gobiernan a su país y
amparan los derechos de los ciudadanos no estaban más en vigencia, que por
coartar las libertades del pueblo ya no se les debe obediencia.
¿Por cuánto tiempo se tolerarían semejantes
prédicas?
¿Pero es acaso mayor ofensa desdeñar las leyes
de los estados y de las naciones que pisotear los preceptos divinos, que son el
fundamento de todo gobierno?
Más acertado sería que las
naciones aboliesen sus estatutos y dejaran al pueblo hacer lo que quisiese,
antes de que el Legislador del universo anulase su ley y dejase al mundo sin
norma para condenar al culpable o justificar al obediente.
¿QUEREMOS SABER CUÁL SERÍA EL RESULTADO DE LA
ABOLICIÓN DE LA LEY DE DIOS?
El experimento se ha hecho ya.
Terribles fueron las escenas que se desarrollaron en Francia cuando el ateísmo
ejerció el poder. Entonces el mundo vio que rechazar las restricciones que Dios
impuso equivale a aceptar el gobierno de los más crueles y despóticos. Cuando
se echa a un lado la norma de justicia, queda abierto el camino para que el
príncipe del mal establezca su poder en la tierra.
Siempre que se rechazan los
preceptos divinos, el pecado deja de parecer culpa y la justicia deja de ser
deseable. Los que se niegan a someterse al gobierno de Dios son completamente
incapaces de gobernarse a sí mismos. Debido a sus enseñanzas perniciosas, se
implanta el espíritu de insubordinación en el corazón de los niños y jóvenes,
de suyo insubordinados, y se obtiene como resultado un estado social donde la
642 anarquía reina soberana. Al paso que se burlan de la credulidad de los que
obedecen las exigencias de Dios, las multitudes aceptan con avidez los engaños
de Satanás. Se entregan a sus deseos desordenados y practican los pecados que
acarrearon los juicios de Dios sobre los paganos.
Los que le enseñan al pueblo a
considerar superficialmente los mandamientos de Dios, siembran la desobediencia
para recoger desobediencia. Rechácense enteramente los límites impuestos por la
ley divina y pronto se despreciarán las leyes humanas.
Los hombres están dispuestos a pisotear la ley
de Dios por considerarla como un obstáculo para su prosperidad material, porque
ella prohibe las prácticas deshonestas, la codicia, la mentira y el fraude;
pero ellos no se imaginan lo que resultaría de la abolición de los preceptos
divinos.
Si la ley no tuviera fuerza
alguna ¿por qué habría de temerse el transgredirla? La propiedad ya no estaría
segura. Cada cual se apoderaría por la fuerza de los bienes de su vecino, y el
más fuerte se haría el más rico. Ni siquiera se respetaría la vida. La
institución del matrimonio dejaría de ser baluarte sagrado para la protección
de la familia. El que pudiera, si así lo desease, tomaría la mujer de su
vecino. El quinto mandamiento sería puesto a un lado junto con el cuarto. Los
hijos no vacilarían en atentar contra la vida de sus padres, si al hacerlo
pudiesen satisfacer los deseos de sus corazones corrompidos. El mundo
civilizado se convertiría en una horda de ladrones y asesinos, y la paz, la
tranquilidad y la dicha desaparecerían de la tierra.
La doctrina de que
los hombres no están obligados a obedecer los mandamientos de Dios ha
debilitado ya el sentimiento de la responsabilidad moral y ha abierto anchas
las compuertas para que la iniquidad aniegue el mundo.
La licencia, la disipación y la corrupción nos
invaden como ola abrumadora. Satanás está trabajando en el seno de las
familias. Su bandera flota hasta en los hogares de los que profesan ser
cristianos. En ellos se ven la envidia, las sospechas, la hipocresía, la
frialdad, la rivalidad, las disputas, las traiciones y el desenfreno de los 643
apetitos.
Todo el sistema de doctrinas y
principios religiosos que deberían formar el fundamento y marco de la vida
social, parece una mole tambaleante a punto de desmoronarse en ruinas. Los más
viles criminales, echados en la cárcel por sus delitos, son a menudo objeto de
atenciones y obsequios como si hubiesen llegado a un envidiable grado de
distinción. Se da gran publicidad a las particularidades de su carácter y a sus
crímenes. La prensa publica los detalles escandalosos del vicio, iniciando así
a otros en la práctica del fraude, del robo y del asesinato, y Satanás se
regocija del éxito de sus infernales designios. La infatuación del vicio, la
criminalidad, el terrible incremento de la intemperancia y de la iniquidad, en
toda forma y grado, deberían llamar la atención de todos los que temen a Dios
para que vieran lo que podría hacerse para contener el desborde del mal.
Los tribunales están corrompidos.
Los magistrados se dejan llevar por el deseo de las ganancias y el afán de los
placeres sensuales. La intemperancia ha obcecado las facultades de muchos, de
suerte que Satanás los dirige casi a su gusto. Los juristas se dejan pervertir,
sobornar y engañar. La embriaguez y las orgías, la pasión, la envidia, la mala
fe bajo todas sus formas se encuentran entre los que administran las leyes.
"La justicia se mantiene a lo lejos, por cuanto la verdad está caída en la
calle, y la rectitud no puede entrar." (Isaías 59: 14, V.M.)
LA INIQUIDAD Y LAS
TINIEBLAS ESPIRITUALES Que Prevalecieron Bajo La
Supremacía Papal
fueron resultado inevitable de la supresión de las
Sagradas Escrituras.
¿Pero dónde está la
causa de la incredulidad general, del rechazamiento de la ley de Dios y de la
corrupción consiguiente bajo el pleno resplandor de la luz del Evangelio en
esta época de libertad religiosa?
AHORA que Satanás no puede gobernar al mundo negándole las Escrituras, recurre a
otros medios para alcanzar el mismo objeto. DESTRUIR LA FE EN LA BIBLIA responde tan
bien a sus designios como destruir la Biblia misma. Insinuando la creencia de
que la ley de Dios no es obligatoria, empuja a los hombres 644 a transgredirla
tan seguramente como si ignorasen los preceptos de ella. Y ahora, como en
tiempos pasados, obra por intermedio de la iglesia para promover sus fines.
LAS ORGANIZACIONES RELIGIOSAS DE NUESTROS DÍAS se han negado a
prestar atención a las verdades impopulares claramente enseñadas en las Santas
Escrituras, y al combatirlas, han adoptado interpretaciones y asumido actitudes
que han sembrado al vuelo las semillas del escepticismo.
Aferrándose al error papal de la
inmortalidad natural del alma y al del estado consciente de los muertos, han
rechazado la única defensa posible contra los engaños del espiritismo.
La doctrina de los tormentos
eternos ha inducido a muchos a dudar de la Biblia. Y cuando se le presenta al
pueblo la obligación de observar el cuarto mandamiento, se ve que ordena
reposar en el séptimo día; y como único medio de librarse de un deber que no
desean cumplir, muchos de los maestros populares declaran que la ley de Dios no
está ya en vigencia. De este modo rechazan al mismo tiempo la ley y el sábado.
A medida que adelante la reforma respecto del sábado, esta manera de rechazar
la ley divina para evitar la obediencia al cuarto mandamiento se volverá casi
universal.
Las doctrinas de los caudillos
religiosos han abierto la puerta a la incredulidad, al espiritismo y al
desprecio de la santa ley de Dios, y sobre ellos descansa una terrible
responsabilidad por la iniquidad que existe en el mundo cristiano.
Sin embargo, esa misma clase de
gente asegura que la corrupción que se va generalizando más y más, debe
achacarse en gran parte a la violación del así llamado "DÍA DEL SEÑOR" (DOMINGO), y que si se
hiciese obligatoria la observancia de este día, mejoraría en gran manera la
moralidad social. Esto se sostiene especialmente en los Estados Unidos de
Norteamérica, donde la doctrina del verdadero día de reposo, o sea el sábado,
se ha predicado con más amplitud que en ninguna otra parte. En dicho país la
obra de la temperancia que es una de las reformas morales más importantes, va a
menudo combinada con el movimiento en favor del domingo, y los defensores 645
de éste actúan como si estuviesen trabajando para promover los más altos
intereses de la sociedad; de suerte que los que se niegan a unirse con ellos
son denunciados como enemigos de la temperancia y de las reformas.
Pero
la circunstancia de que un movimiento encaminado a establecer un error esté
ligado con una obra buena en sí misma, no es un argumento en favor del error.
Podemos encubrir un veneno
mezclándolo con un alimento sano pero no por eso cambiamos su naturaleza. Por
el contrario, lo hacemos más peligroso, pues se lo tomará con menos recelo. Una
de las trampas de Satanás consiste en mezclar con el error una porción
suficiente de verdad para cohonestar aquél. Los jefes del movimiento en favor
del domingo pueden propagar reformas que el pueblo necesita, principios que
estén en armonía con la Biblia; pero mientras mezclen con ellas algún requisito
en pugna con la ley de Dios, los siervos de Dios no pueden unirse a ellos. Nada
puede autorizarnos a rechazar los mandamientos de Dios para adoptar los
preceptos de los hombres.
Merced a los dos
errores capitales, el de la inmortalidad del alma y el de la santidad del
domingo, Satanás prenderá a los hombres
en sus redes.
Mientras aquél forma la base del
espiritismo, éste crea un lazo de simpatía con Roma. Los protestantes de los
Estados Unidos serán los primeros en tender las manos a través de un doble
abismo al espiritismo y al poder romano; y bajo la influencia de esta triple alianza
ese país marchará en las huellas de Roma, pisoteando los derechos de la
conciencia.
EN LA MEDIDA EN QUE
EL ESPIRITISMO IMITA Más De Cerca Al Cristianismo Nominal De Nuestros Días,
Tiene También Mayor Poder Para Engañar Y Seducir.
De acuerdo con el pensar moderno,
Satanás mismo se ha convertido. Se manifestará bajo la forma de un ángel de
luz. Por medio del espiritismo han de cumplirse milagros, los enfermos sanarán,
y se realizarán muchos prodigios innegables. Y como los espíritus profesarán
creer en la Biblia y manifestarán respeto por las instituciones 646 de la iglesia, su obra será aceptada como
manifestación del poder divino.
LA LÍNEA DE SEPARACIÓN entre los que profesan ser
cristianos y los impíos es actualmente apenas perceptible. Los miembros de las
iglesias aman lo que el mundo ama y están listos para unirse con ellos; Satanás
tiene resuelto unirlos en un solo cuerpo y de este modo robustecer su causa
atrayéndolos a todos a las filas del espiritismo.
LOS PAPISTAS, que se jactan
de sus milagros como signo cierto de que su iglesia es la verdadera, serán
fácilmente engañados por este poder maravilloso, y los protestantes, que han
arrojado de sí el escudo de la verdad, serán igualmente seducidos.
LOS PAPISTAS, los
protestantes y los mundanos aceptarán igualmente la forma de la piedad sin el
poder de ella, y verán en esta unión un gran movimiento para la conversión del
mundo y el comienzo del milenio tan largamente esperado.
EL ESPIRITISMO HACE APARECER A SATANÁS COMO BENEFACTOR
DE LA RAZA HUMANA, que sana las enfermedades del pueblo y PROFESA presentar un sistema religioso
nuevo y más elevado; PERO AL MISMO
TIEMPO OBRA COMO DESTRUCTOR. Sus tentaciones arrastran a
multitudes a la ruina. La intemperancia destrona la razón, los placeres
sensuales, las disputas y los crímenes la siguen.
SATANÁS SE DELEITA EN LA GUERRA, que despierta
las más viles pasiones del alma, y arroja luego a sus víctimas, sumidas en el
vicio y en la sangre, a la eternidad. Su objeto consiste en hostigar a las
naciones a hacerse mutuamente la guerra; pues de este modo puede distraer los
espíritus de los hombres de la obra de preparación necesaria para subsistir en
el día del Señor.
LA CAUSA DE LOS DESASTRES
NATURALES.
Satanás Obra Asimismo Por Medio De Los Elementos para cosechar
muchedumbres de almas aún no preparadas. Tiene estudiados los secretos de los
laboratorios de la naturaleza Y EMPLEA TODO SU PODER PARA
DIRIGIR LOS ELEMENTOS EN CUANTO DIOS SE LO PERMITA.
Cuando se le dejó que afligiera a
Job, ¡cuán prestamente fueron destruídos rebaños, ganado, sirvientes, casas e
hijos, en una serie de desgracias, obra de un momento! 647
Es Dios quien protege a
sus criaturas
y las guarda del poder
del destructor.
Pero el mundo cristiano ha
manifestado su menosprecio de la ley de Jehová, y el Señor hará exactamente lo
que declaró que haría: alejará sus bendiciones de la tierra y retirará su
cuidado protector de sobre los que se rebelan contra su ley y que enseñan y
obligan a los demás a hacer lo mismo. Satanás ejerce dominio sobre todos
aquellos a quienes Dios no guarda en forma especial. Favorecerá y hará
prosperar a algunos para obtener sus fines, y atraerá desgracias sobre otros,
al mismo tiempo que hará creer a los hombres que es Dios quien los aflige.
Al par que se hace pasar ante los hijos de los hombres como un gran médico que
puede curar todas sus enfermedades, Satanás producirá enfermedades y desastres
al punto que ciudades populosas sean reducidas a ruinas y desolación.
Ahora mismo está obrando. Ejerce su poder en todos los lugares y bajo mil
formas: en las desgracias y calamidades de mar y tierra, en las grandes
conflagraciones, en los tremendos huracanes y en las terribles tempestades de
granizo, en las inundaciones, en los ciclones, en las mareas extraordinarias y
en los terremotos.
Destruye las mieses casi maduras y a ello siguen la hambruna y la angustia;
propaga por el aire emanaciones mefíticas y miles de seres perecen en la
pestilencia. Estas plagas irán
menudeando más y más y se harán más y más desastrosas. La destrucción caerá
sobre hombres y animales.
POR TRASPASAR SU LEY VIENEN LOS
DESASTRE NATURALES.
"La tierra se pone de luto y se
marchita," "desfallece la gente encumbrada de la tierra. La tierra
también es profanada bajo sus habitantes; porque traspasaron la ley, cambiaron
el estatuto, y quebrantaron el pacto eterno." (Isaías 24: 4, 5, V.M.)
Y luego el gran engañador
persuadirá a los hombres de que son los que sirven a Dios los que causan esos
males.
LA OBLIGATORIEDAD DEL DOMINGO
COMO DÍA DE DESCANSO PARA QUE CESEN LOS DESASTRE NATURALES.
La parte de la humanidad que haya
provocado el desagrado de Dios lo cargará a la cuenta de aquellos cuya
obediencia a los mandamientos divinos es una reconvención perpetua para los
transgresores. Se declarará que los hombres ofenden a Dios al violar 648 el
descanso del domingo; que este pecado ha atraído calamidades que no concluirán
hasta que la observancia del domingo no sea estrictamente obligatoria; y que
los que proclaman la vigencia del cuarto mandamiento, haciendo con ello que se
pierda el respeto debido al domingo y rechazando el favor divino, turban al
pueblo y alejan la prosperidad temporal. Y así se repetirá la acusación hecha
antiguamente al siervo de Dios y por motivos de la misma índole: "Y
sucedió, luego que Acab vio a Elías, que le dijo Acab: ¿Estás tú aquí,
perturbador de Israel? A lo que respondió: No he perturbado yo a Israel, sino
tú y la casa de tu padre, por haber dejado los mandamientos de Jehová, y haber
seguido a los Baales." (1 Reyes 18: 17, 18, V.M.)
CUANDO CON FALSOS
CARGOS se haya despertado la ira del pueblo, éste seguirá con los embajadores
de Dios una conducta muy parecida a la que siguió el apóstata Israel con Elías.
MILAGROS Y ESPÍRITUS DE DEMONIOS.
El poder milagroso que se
manifiesta en el espiritismo ejercerá su influencia en perjuicio de los que
prefieren obedecer a Dios antes que a los hombres.
Habrá comunicaciones de espíritus
que declararán que Dios los envió para convencer de su error a los que rechazan
el domingo y afirmarán que se debe obedecer a las leyes del país como a la ley
de Dios. Lamentarán la gran maldad existente en el mundo y apoyarán el
testimonio de los ministros de la religión en el sentido de que la degradación
moral se debe a la profanación del domingo. Grande será la indignación
despertada contra todos los que se nieguen a aceptar sus aseveraciones.
EL ENGAÑO
LA POLÍTICA DE SATANÁS en este conflicto final con el pueblo de Dios es la
misma que la seguida por él al principio de la gran controversia en el cielo.
Hacía como si procurase la estabilidad del gobierno divino, mientras que por lo
bajo hacía cuanto podía por derribarlo y acusaba a los ángeles fieles de esa
misma obra que estaba así tratando de realizar.
La misma política de engaño caracteriza la
historia de la iglesia romana. Ha profesado actuar como representante del
cielo, mientras trataba de elevarse por encima de Dios y de mudar su ley.
Bajo 649 el reinado de Roma, los
que sufrieron la muerte por causa de su fidelidad al Evangelio fueron denunciados
como malhechores; se los declaró en liga con Satanás, y se emplearon cuantos
medios se pudo para cubrirlos de oprobio y hacerlos pasar ante los ojos del
pueblo y ante ellos mismos por los más viles criminales.
Otro tanto sucederá ahora. Mientras
Satanás trata de destruir a los que honran la ley de Dios, los hará acusar como
transgresores de la ley, como hombres que están deshonrando a Dios y atrayendo
sus castigos sobre el mundo.
Dios no violenta nunca la
conciencia; pero Satanás recurre constantemente a la violencia para dominar a
aquellos a quienes no puede seducir de otro modo. Por medio del temor o de la
fuerza procura regir la conciencia y hacerse tributar homenaje. Para conseguir
esto, obra por medio de las autoridades religiosas y civiles y las induce a que
impongan leyes humanas contrarias a la ley de Dios.
ENEMIGOS DE LA LEY
Y DEL ORDEN.
Los Que Honran El Sábado De La Biblia serán
denunciados como enemigos de la ley y del orden, como quebrantadores de las
restricciones morales de la sociedad, y por lo tanto causantes de anarquía y
corrupción que atraen sobre la tierra los altos juicios de Dios. Sus escrúpulos
de conciencia serán presentados como obstinación, terquedad y rebeldía contra
la autoridad. Serán acusados de deslealtad hacia el gobierno.
Los ministros que niegan la obligación
de observar la ley divina predicarán desde el púlpito que hay que obedecer a
las autoridades civiles porque fueron instituídas por Dios. En las asambleas
legislativas y en los tribunales se calumniará y condenará a los que guardan
los mandamientos. Se falsearán sus palabras, y se atribuirán a sus móviles las
peores intenciones.
A medida que las iglesias protestantes rechacen los argumentos claros de la
Biblia en defensa de la ley de Dios, desearán imponer silencio a aquellos cuya
fe no pueden rebatir con la Biblia.
Aunque se nieguen a verlo, el
hecho es que están asumiendo actualmente una actitud que dará por resultado la
persecución de los que se niegan en conciencia a hacer lo que 650 el resto del
mundo cristiano está haciendo y a reconocer los asertos hechos en favor del día
de reposo papal.
LOS DIGNATARIOS DE LA IGLESIA Y DEL ESTADO SE UNIRÁN para hacer que
todos honren el domingo, y para ello apelarán al cohecho, a la persuasión o a
la fuerza. La falta de autoridad divina se suplirá con ordenanzas abrumadoras.
La corrupción política está destruyendo el amor a la justicia y el respeto
a la verdad; y hasta en los
Estados Unidos de la libre América, se verá a los representantes del pueblo y a
los legisladores tratar de asegurarse el favor público doblegándose a las
exigencias populares por una ley que imponga la observancia del domingo.
La libertad de conciencia que tantos
sacrificios ha costado no será ya respetada.
EN EL
CONFLICTO QUE ESTÁ POR ESTALLAR veremos realizarse las palabras del profeta: "Airóse el dragón contra la mujer, y se fue para
hacer guerra contra el residuo de su simiente, los que guardan los mandamientos
de Dios, y tienen el testimonio de Jesús." (Apocalipsis 12: 17, V.M.) CS EGW 651
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