miércoles, 27 de julio de 2022

18. DIOS TAMBIÉN TIENE REGLAS.

*NUESTRA ÚNICA RESPONSABILIDAD
Como Supremo Legislador del universo, Dios ha ordenado leyes no sólo para el gobierno de todos los seres vivientes, sino de todas las operaciones de la naturaleza. Todo, ya sea grande o pequeño, animado o inanimado, está bajo leyes fijas que no pueden ser desdeñadas. No hay excepciones a esta regla, pues nada de lo hecho por la mano divina ha sido olvidado por la mente divina.  

Sin embargo, al paso que todo lo que hay en la naturaleza es gobernado por la ley natural, sólo el hombre, como ser inteligente, capaz de entender sus requerimientos, es responsable ante la ley moral.


Sólo al hombre, corona de la creación divina, Dios ha dado una conciencia que comprende las demandas sagradas de la ley divina, y un corazón capaz de amarla como santa, justa y buena.
 Del hombre se requiere pronta y perfecta obediencia. Sin embargo, Dios no lo obliga a obedecer: queda como ser moral libre.

Son pocos los que comprenden el tema de la responsabilidad personal del hombre. Sin embargo, es un asunto de máxima importancia. Todos podemos obedecer y vivir, o podemos transgredir la ley de Dios, desafiar su autoridad y recibir el castigo consiguiente.  


De modo que a cada alma le incumbe decididamente la pregunta: ¿Obedeceré la voz del cielo,
 las diez palabras pronunciadas en el Sinaí, o iré con la multitud que pisotea esta ígnea ley?  

Para los que aman a Dios, será la máxima delicia observar los mandamientos divinos y hacer aquellas cosas que son agradables a la vista de Dios. Pero el corazón natural odia la ley de Dios y lucha contra sus santas demandas. los hombres cierran su alma a la luz divina, rehusando caminar en ella cuando brilla sobre ellos.  Sacrifican la pureza del corazón, el favor de Dios y su esperanza del cielo a cambio de la complacencia egoísta o las ganancias mundanales.


Dice el salmista: "la ley de Jehová es perfecta" (Sal. 19:7). 
¡Cuán maravillosa es la ley de Jehová en su sencillez, su extensión y perfección! Es tan breve, que podemos fácilmente aprender de memoria cada precepto, y sin embargo tan abarcante como para expresar toda la voluntad de Dios y tener conocimiento no sólo de las acciones externas, sino de los pensamientos e intenciones, los deseos y emociones del corazón. 


 Las leyes humanas no pueden hacer esto. Sólo pueden tratar con las acciones externas. Un hombre puede ser transgresor y, sin embargo, puede ocultar sus faltas de los ojos humanos. Puede ser criminal, ladrón, asesino o adúltero, pero mientras no sea descubierto, la ley no puede condenarlo como culpable.  

La ley de Dios toma en cuenta los celos, la envidia, el odio, la malignidad, la venganza, 
la concupiscencia y la ambición que agitan el alma, pero que no han hallado expresión en acciones externas porque ha faltado la oportunidad aunque no la voluntad.  
Y se demandará cuenta de esas emociones pecaminosas en el día cuando "Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala" (Ecl. 12:14).


EL OBEDECER TRAE FELICIDAD
La ley de Dios es sencilla y se entiende fácilmente. Hay hombres que se jactan orgullosamente de que sólo creen lo que pueden entender, olvidándose de que hay misterios en la vida humana y en la manifestación del poder de Dios, en las obras de la naturaleza: misterios que la filosofía más profunda, la investigación más extensa, son incapaces de explicar.  

Pero no hay misterios en la ley de Dios. Todos pueden comprender las grandes verdades que implica. El intelecto más débil puede captar esas reglas; el más ignorante puede regular su vida y formar su carácter de acuerdo con la norma divina. 

 Si los hijos de los hombres obedecieran esta ley al máximo de su capacidad, ganarían fortaleza para su mente y poder de discernimiento para comprender todavía más el propósito y los planes de Dios. 
Y este progreso sería continuo, no sólo durante la vida presente, sino durante los siglos eternos, pues no importa cuán lejos avancemos en el conocimiento de la sabiduría y del poder de Dios, siempre queda un infinito más allá.


La ley divina nos demanda amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sin el ejercicio de este amor, la más elevada profesión de fe es mera hipocresía... Es esencial la obediencia a la ley, no sólo para nuestra salvación, sino para nuestra felicidad y para la felicidad de aquellos con quienes nos relacionamos.  

"Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo" (Sal. 119: 165), dice la Palabra inspirada. Sin embargo, el hombre finito presentará a la gente esta ley santa, justa y buena, esta ley de libertad que el Creador mismo ha adaptado para las necesidades del hombre, como un yugo de opresión, un yugo que nadie puede llevar. Pero es el pecador el que considera la ley como un yugo penoso; es el transgresor el que no puede ver belleza en sus preceptos. Pues la mente carnal "no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede" (Rom. 8:7)...  


MÁS ALLÁ DE LAS PROHIBICIONES
Vivimos en un siglo de gran impiedad. Las multitudes están esclavizadas por costumbres pecaminosas y malos hábitos, y son difíciles de romper los grillos que las atan. Como un diluvio, la iniquidad está inundando la tierra. Ocurren diariamente crímenes casi demasiado horrorosos para ser mencionados.  

Y, sin embargo, hombres que profesan ser atalayas en las murallas de Sion quieren enseñar que la ley 
era sólo para los judíos y que caducó con los gloriosos privilegios que comenzaron en la era evangélica. 

¿No hay acaso una relación entre el desenfreno y el crimen imperantes, y el hecho de que los ministros y sus fieles sostienen y enseñan que la ley no está más en vigencia?

El poder condenador de la ley de Dios se extiende 
no sólo a lo que hacemos, sino a lo que no hacemos. 
No hemos de justificarnos dejando de hacer lo que Dios requiere. 
No sólo hemos de cesar de hacer el mal, sino que debemos aprender a hacer el bien.  


DIOS NOS HA DADO FACULTADES que deben ejercerse en buenas obras, 
y si no se emplean esas facultades, ciertamente seremos considerados como siervos malos y negligentes.   

Quizá no hayamos cometido atroces pecados; tales faltas quizá no estén registradas contra nosotros en el libro de Dios; pero el hecho de que nuestros actos no sean registrados como puros, buenos, elevados y nobles -lo que indica que no hemos cultivado los talentos que se nos confiaron-, nos coloca bajo condenación.

La ley de Dios existía antes de que el hombre fuera creado. Fue adaptada a las condiciones de seres santos: aun los ángeles eran gobernados por ella. No se cambiaron los principios de justicia después de la caída. Nada fue quitado de la ley. No podía mejorarse ninguno de sus santos preceptos. Y así como ha existido desde el comienzo, de la misma manera continuará existiendo por los siglos perpetuos de la eternidad. Dice el salmista: "Hace ya mucho que he entendido tus testimonios, que para siempre los has establecido" (Sal. 119: 152).* EGW/RM 30-33 MHP

lunes, 11 de julio de 2022

17. CRECIMIENTO CRISTIANO EQUILIBRADO.

Exhibirá tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía. Sal. 37:6.

LA HUMILDAD es un don que se necesita muchísimo. 

SI SE LA ESTIMARA, sería un ornamento de gran valor a los ojos de Dios. 

ES ESENCIAL en el trabajo. PERO No Hay Virtud alguna en el pensamiento de que la humildad estriba en una incompetencia barata.

AUNQUE la humildad es siempre esencial en el servicio de Dios, aunque siempre debe ser cultivada, hay que tener cuidado de que no degenere en la timidez que lleva a los hombres a vacilar cuando las circunstancias requieren que ellos defiendan la verdad con firmeza.

NO DEBE ofrecerse a Dios un servicio parcial. 

DIOS HA ASIGNADO a cada hombre su obra. 

CADA UNO ha de ser un canal por medio del cual 

EL SEÑOR pueda obrar para comunicar la voluntad del Cielo. . .

HAY OBLIGACIONES ARDUAS y desagradables que deben realizarse. 

NADIE ha de colocarse donde sancionará el error con su silencio.

AL MANTENER sus labios cerrados ayudan y encubren los artificios del enemigo, cuando deberían hablar decididamente, aunque no en un tono jactancioso o altanero. HAN DE ENUNCIAR la verdad con amor. . .

DIOS, en su gran misericordia, dará a todo su pueblo creyente eficiencia y poder para su obra y servicio, así como dio a José, Samuel, Daniel, Timoteo y tantos otros que se valieron de sus promesas. 

CREYERON EN EL y dependieron de Él, y ésta fue su justicia.

HOMBRES Y MUJERES deben avanzar por fe. 

TIENEN que abrirse camino a través de la nube de objeciones que Satanás provoca para impedir su progreso. 

CUANDO DIOS vea que confiarán en El cómo su ayudador y eficiencia, podrán atravesar sin riesgos las profundas tinieblas de la falta de consagración de los hombres.

SIN LA AYUDA CONSTANTE que proviene sólo del Señor, aun aquellos a quienes se considera los creyentes más destacados están en peligro de caer en los pecados que Satanás ha preparado para deshonrar a Dios. 

TODOS LOS QUE AFIRMEN ser creyentes, recuerden que solamente cuando posean la fe que obra por amor y purifica el alma, solamente cuando tengan el gozo de la salvación de Cristo en el corazón, estarán capacitados para guiar a los pecadores al arrepentimiento y a la reforma.

EL CREYENTE GENUINO es quien no sólo asiente a la verdad sino que cree en ella y la practica, quien no se siente satisfecho a menos que tenga junto a sí la presencia de Dios, quien constituye un poder para bien en el mundo. . .

CRISTO, quien dio su vida por la vida del mundo para que todo aquel que en él crea no se pierda más tenga vida eterna, es el verdadero Guardián de la casa. . . SOMOS PRESERVADOS por el poder de Dios. 

LA PRESENCIA y la gracia de Cristo es el secreto de toda vida y luz. 

ATO 204/EGW/MHP

AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=WFAlQ8-tOws&list=PLVsLdOIe7sVsl7BOhqkfsBrPJMM5eRtyX&index=11&pp=sAQB

(Carta 79, del 11 de julio de 1901, dirigida a A. G. Daniells). 205

martes, 5 de julio de 2022

16. VIVAMOS POR PRINCIPIOS.

¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. (Sal. 119: 97).

Del Tema "El Peligro De Rechazar La Luz".

QUE LOS QUE HABLAN DE PRINCIPIOS, como si ellos bajo ninguna circunstancia se desviarían de los mismos, Se Aseguren de que comprenden los principios delineados en la Palabra de Dios para nuestra guía.

HAY ALGUNOS que siguen principios falsos. Su concepto de éstos es engañoso. AJUSTARSE A PRINCIPIOS CORRECTOS significa poner en práctica fielmente los primeros cuatro y los últimos seis mandamientos.

EN OBEDIENCIA a estos mandatos divinos comemos la carne y bebemos la sangre de Cristo, apropiándonos de todo lo que incluye la expiación llevada a cabo en el Calvario.

CRISTO permanecerá al lado de todos los que lo reciban como Salvador. 

A ELLOS les dará poder para convertirse en hijos de Dios.

"Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y verdad"  (Juan 1:14).

EL QUE SE MENCIONA AQUÍ como el Verbo es el Hijo de Dios, el Comandante de las cortes celestiales y el que vino a este mundo para revelar los asuntos celestiales a los seres humanos caídos.

ÉL ES EL CAMINO, la verdad y la vida. Es el Verbo que estuvo con Dios antes que el mundo fuese. AL REVESTIR su divinidad de humanidad, llegó a poseer ambas naturalezas, la divina y la humana. Y DEBIDO A ESTO, fue plenamente capaz de lograr la absoluta redención para la raza humana, Y Su Restauración a los privilegios de una vida más elevada.

COMENZÓ SU EXISTENCIA TERRENAL como lo hacen los seres humanos, llegando a este mundo como un bebé indefenso. 

Y MIENTRAS ESTUVO AQUÍ, Vivió La Vida Que Todo Ser Humano Puede Vivir Si Recibe El Don Excelso Que El Señor Proveyó Para Nuestro Mundo Al Enviar A Su Hijo A Cumplir El Plan De Salvación.

CRISTO SOPORTÓ La Pena Del Pecado, El Golpe De La Justicia Divina, Para Que Los Seres Humanos No Fuesen Abandonados A Perecer.

EL SUFRIÓ EN SU CUERPO La Sentencia Pronunciada Contra Los Pecadores. ESTA ES LA CIENCIA DE LA SALVACIÓN, La Que Con Seguridad Puede Ser Escudriñada, Y Será Beneficioso Que Nos Esforcemos Por Entenderla. . .

QUIENES PERSISTAN EN LA TRANSGRESIÓN serán juzgados según su rechazo de la luz. ESCOGIERON estar del lado del príncipe de las tinieblas para convertirse en su mano ayudadora. EL, SI FUESE POSIBLE, engañaría aun a los mismos escogidos.

REHUSARON la maravillosa dádiva del Cielo, y aunque profesen la justicia y hablen de "apego a los principios", están al mismo tiempo siguiendo normas opuestas a las nobles normas del Cielo, y enseñan a otros a poner en práctica los mismos principios corruptores. ATO 194/EGW/MHP

AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=GRdclBpuYcM&list=PLVsLdOIe7sVsl7BOhqkfsBrPJMM5eRtyX&index=1&pp=sAQB

(Manuscrito 161, del 11 de julio de 1903, "El peligro de rechazar la luz"). 195